El próximo 14 de noviembre tendrán lugar las elecciones generales para los cargos legislativos en todo el país, aunque nuestra mirada en esta ocasión se centrará en la competición por los cargos legislativos nacionales de la provincia de Buenos Aires. Como entendíamos en entregas anteriores (análisis previo y post PASO), estas elecciones tienen un grado mayor de complejidad de lo que habitualmente tiene cada elección al momento de analizarla e intentar prever lo que sucederá. Ante este escenario lo único que nos quedan son los datos y el desafío está entonces, en tratar de convertirlos en información para que nos ordene un poco mas la mirada sobré cómo es que se encuentra conformado este fenómeno eleccionario y cuales son sus variables mas importantes.
Para empezar a trazar las coordenadas rumbo a las generales es necesario revisar qué fue lo que nos dejaron las PASO de septiembre. La tabla que sigue muestra los resultados de aquella jornada electoral. Pero antes de abordarla conviene hacer algunas especificaciones respecto a la lectura de los resultados, que serán claves para ajustarse a la propuesta de análisis que tendrán lugar de aquí en adelante. Los resultados electorales se pueden leer y calcular de distintas maneras, siendo la más directa la lectura de los montos totales para cada opción de voto (sean listas, votos en blancos o nulos). Luego para dimensionar y comparar el peso relativo que cada categoría posee (opción del voto), lo mas conveniente es calcular sus proporciones relativas (porcentajes). Para ello existen cuatro formas distintas de calcularlos y algunas de ellas se corresponden a los propios términos de las reglas electorales. Cuatro tipos de porcentajes:
Voto Afirmativo o Positivo, considera exclusivamente a los votos correctamente emitidos a una lista (o más de una si se realiza corte de boleta).
Voto Válido, considera los votos afirmativos a la vez que al “voto en blanco”.
Voto Total, considera los votos válidos, pero también computa los “votos Nulos”. Con este cálculo se puede establecer la asistencia electoral en relación con el padrón de votantes habilitados.
Voto padrón, que como su nombre lo indica es la proporción de votos respecto del total del electorado habilitado para votar. Este cálculo resulta el método más claro al momento de medir la variación en el acompañamiento del voto a las respectivas fuerzas políticas en competición. Esto es así dado que su expresión va a ser siempre -en términos proporcionales- el comportamiento total de la población electoralmente activa. Esto resulta muy útil si se pretende realizar comparaciones en distintos periodos electorales, ya que su coeficiente no va a ser relativo ni a la asistencia electoral, ni a la cantidad de votos válidos o afirmativos ocurridos en cada ocasión electoral.
En todos los casos hay que aclarar cuál de estas formas es la que se considera, pues sus resultados varían. Por ejemplo, un error frecuente es tomar los resultados de las PASO, donde el porcentaje que importa es el que refiere a los votos válidos (que contempla al voto en blanco, como si fuera una lista más) y compararlos con los resultados de las generales, donde se consideran exclusivamente a los votos afirmativos o positivos. La eliminación del voto en blanco en el cálculo de este porcentaje tiende incrementar el peso relativo de las opciones de votos, ya que se divide por una categoría menos, lo cual no quiere decir que en términos nominales el incremento o disminución de la frecuencia de votos para cada opción haya crecido (o disminuido) en la misma medida.
Como mencionábamos, al tratarse de elecciones primarias, el porcentaje que se debe considerar según la ley electoral es el “voto válido”. Dicho esto, se puede observar que de las veinticinco agrupaciones políticas que participaron en esas jornadas, sólo seis lograron superar el umbral del 1.5% que establece la ley electoral para la habilitación de competir en las elecciones generales.
Una segunda observación nos indica que, a pesar de la clasificación de las seis agrupaciones para las generales, nuevamente se hizo presente la tendencia polarizante - sostenida desde 2015 - entre los dos principales frentes electorales (en esta ocasión bajo los nombres de Frente de Todos y Juntos) cuyo acumulado se encuentra en el 71,74% de las preferencias del electorado. Bastante más rezagado el tercer lugar es para el FIT con el 5,07 %, seguido por Avanza Libertad con el 4,86%, apenas por encima de los votos en blanco que representaron el 4,61% de los votos válidos.
Estos resultados dicen mucho acerca de nuestro sistema político. El persistente estado de polarización, aun en elecciones legislativas donde la asignación de escaños es de distribución proporcional - vía sistema D´Hont – parece ser que tampoco sirve de incentivo para la dispersión del voto en distintas ofertas electorales con posibilidades concretas de representación. Por el contrario, existe un bajo contrastes respecto de la dinámica electoral en las elecciones ejecutivas, cuyas reglas electorales indica que el triunfo queda determinado por obtención de la mayoría (relativa) de los votos. Esta tendencia se afirma aún más cuando observamos la transferencia de voto de las PASO a las generales.
Otra cuestión a considerar de cara a las generales es el saldo de los votos de las fuerzas políticas que no lograron superar el 1,5%. Si se le presta atención a las propuestas de sus respectivas plataformas electorales, se pueden asociar por afinidades de corte ideológico y así confeccionar dos grupos: uno con orientación “progresista-izquierdista” y otro “conservador-derechista”.
Así el grupo “progresista-izquierdista” conformado por: el Partido Republicano Federal, Movimiento al Socialismo, el Partido Verde, Política Obrera, Proyecto Justo Social y Humanista, Corriente de Pensamiento Bonaerense, Justicia y Dignidad Patriótica, Unidad Social y el Partido Laborista , deja vacantes 284.411 votos para las generales.
Por su parte el grupo “conservador-derechista”, conformado por: Vocación Social, Frente Unión por el Futuro, Frente Patriota, Partido Federal, Todos por Buenos Aires, Celeste Provida, Partido Popular, Partido Conservador Popular, Esperanza del Pueblo y Moral y Progreso, hacen lo propio, disponiendo 444.320 votos para noviembre.
La sumatoria de esos dos saldos agrupados significaron para las PASO de septiembre el 8.48% de los votos válidos, donde 4 de cada 10 le corresponden al grupo ”progresista-izquierdista y 6 de cada 10, al ”conservador-derechista”.
Así vemos como estos datos: saldos de votos y la tendencia al crecimiento de la polarización, se van transformando en información relevante para ir trazando las coordenadas de las elecciones generales.
Las motivaciones del electorado para definir su voto suelen ser materia de análisis para distintos agentes, sean políticos, periodistas, consultores, académicos y la lista se podría extender un poco más, pero lo cierto es que la existencia de las PASO es una gran fuente de información acerca de las correlaciones de fuerza y las preferencias políticas del electorado, a tal punto que pueden orientar el comportamiento en las elecciones generales. (para ver un desarrollo sintético de las motivaciones del voto y otras cuestiones de las PASO 2021, click acá
En nuestro sistema político actual la tendencia hacia la polarización del voto puede ser entendida como una variable explicativa de la dinámica del comportamiento electoral en la transición de las PASO a las generales. Dicho fenómeno se contrasta cuando se observa la volatilidad del voto en este pasaje, donde se afirma y acrecienta la recaudación de votos por parte de los dos frentes electorales, ya sean elecciones de medio termino o presidenciales. En parte esto se debe al incremento de la asistencia electoral, pero más importante aún es la reducción de los votos en blanco y nulos (incremento en la definición del voto) y la pérdida de votos de parte de las fuerzas minoritarias (atraídos por los polos).
Lo dicho se puede corroborar interactuando con la siguiente tabla:
Después de conocerse los resultados de las PASO 2021 fueron dos los temas más recurrentes en el análisis de los mismos, por un lado el nivel de asistencia electoral y por el otro la gran perdida de votos del Frente de Todos en las ultimas elecciones.
Respecto a esto último existe un trabajo muy interesante de la consultora Inteligencia Analítica, que por medio de un procedimiento estadístico denominado “Inferencia Ecológica” permite rastrear la variación del comportamiento electoral en los circuitos electorales de la provincia de Buenos Aires, a través de la comparación de los resultados de las PASO 2019-2021.
Los cálculos están expresados con los porcentajes de votos válidos y de allí se infiere que Juntos retuvo en Provincia el 81,7% de los votos que había obtenido en las PASO 2019 y “sólo” un 6,8% se ausentó este año respecto a aquellas primarias. En cambio el Frente de Todos apenas retuvo el 57,5%. El resto de los votos según las estimaciones del trabajo se distribuyeron de la siguiente manera: un 10,3% migraron a Juntos, un 22,7% se ausentó, 2.5% se fueron con Espert, 1,8% al FIT, 1,5% con Randazzo y el 3,7% restante a la categoría “otros” que por su bajo peso individual quedan agrupadas así las otras fuerzas políticas. En números precisos, 405.579 se cambiaron de vereda y 896.777 se quedaron en su casa.
La información provista por el estudio arriba mencionado nos brinda elementos muy valiosos para aprender sobre lo sucedido en las PASO 2021, aunque no deja de ser una fotografía (de muy alta resolución, por cierto) que compara dos momentos, pero necesitamos una cuota de información aun mayor para cercar un poco más a la dinámica electoral. Una buena pregunta para ir en esa dirección sería ¿los resultados obtenidos en 2019, especialmente los del FdT, se encuentran en la orbita de su rendimiento promedio?, dicho de otra manera ¿Ese 42.5% que el FdT no pudo retener de las PASO de 2019 planteado por el estudio, eran votos orgánicos del FdT?”, desde luego adelantamos que no.
Para pasar de las fotos a la película la tabla que sigue recolecta los resultados electorales de la serie 2011-2021 (elecciones con PASO). Los valores que se expresan allí están sujetos a los porcentajes del voto padrón, pues como adelantáramos, es la unidad de medida menos distorsionada por las variaciones de los demás elementos que componen la confección de los distintos porcentajes, dejando así una imagen más clara del comportamiento de los distintos conjuntos de electores en cada elección.
De este conjunto de datos podemos observar dos coincidencias históricas, si atendemos la performance del Kirchnerismo. La primera es que el caudal de votos obtenidos en las PASO 2019 (39,7%) tiene su replica casi exacta con los resultados de las PASO 2011 (40,3%). Así estos representan los dos picos más altos de rendimiento electoral para esta fuerza política, con un 0,6% de diferencia entre ambos. La segunda es una coincidencia por partida doble, el rendimiento de las PASO de 2021 (22,8%) se diferencia a lo obtenido en las PASO de 2013 (23,3%) en solo 0,5%, ambos representan los picos más bajos. Lo curioso del caso es que estos casos tuvieron lugar en las elecciones subsiguiente de los turnos donde ocurrieran los picos mas altos. Por su parte los turnos electorales de 2015-2017 (incluyendo las generales) oscilaron en un intervalo de 26-30%.
Ahora bien, la pregunta obligada después de detectar la coincidencia histórica de 2013-2021, es cómo estuvo caracterizada esa dinámica electoral en la transición de las PASO a las generales de 2013.
En aquella contienda el adversario polarizado del kirchnerismo fue el massismo (hoy dentro de las filas del FdT). Y tal como lo indica la tabla en aquella ocasión el kirchnerismo pudo mejorar su performance de manera moderada, creciendo solo un 2%, mientras que el massismo lo hizo en casi 7 puntos. Por su parte la tercera fuerza crece un marginal 0,4% y la categoría compuesta “resto” decrece 9.7 puntos (casi los 9 puntos que significa el crecimiento de los polos), y los votos en blanco y nulos en conjunto pasan de 4.78 a 3.25%.
¿Este repaso por las PASO-generales de 2013 como antecedente similar en su performance indica que ocurriría lo mismo para el turno 2021?, no necesariamente. Pues tampoco hay que pasar por alto que la participación en las primarias de aquel entonces fue 79.5%, mientras que en 2021 estuvieron en el orden del 68.6% (casi diez puntos menos). Este punto es mas relevante si se considera el estudio de Inteligencia analítica antes citado, que estima que el 22% de votantes del FdT en el 2019 no concurrió a las urnas en 2021.
Aun así, ¿cuán elástica puede ser la capacidad de recuperación del FdT de cara a las generales de 2021, considerando que parte del piso más bajo de su historial de competencia electoral? (excluyendo por supuesto el año 2003).
Los escenarios electorales se encuentran atravesado por múltiples dimensiones que lo configuran, como pueden ser las variables económicas, situaciones geopolíticas, movimientos acelerados en el propio sistema político, el sistema de comunicación, las actuaciones personales de referentes o lideres políticos, el sistema judicial, conflictos sociales y una larga lista de factores/agentes más. Pero lo cierto es que los movimientos electorales suelen desenvolverse dentro de los parámetros que su propio historial va determinando y el desafío se encuentra en tratar de identificar sus regularidades o si se es menos pretencioso, al menos vislumbrar sus tendencias.
Como mencionáramos al comienzo, uno de los temas mas referenciados fue el nivel de participación electoral. El contexto de pandemia y con un programa de vacunación que no tan robusto como el que tenemos hoy, una de las grandes preguntas era ¿cómo iba a influir en la asistencia?, las PASO llegaron y dijeron que el 68.6% concurrió. ¿Cuánto distó ese nivel de los valores habituales?
Vemos que el valor más bajo de asistencia electoral para unas PASO (excluyendo 2021) fue de 77% y le corresponde a las elecciones presidenciales de 2015, aunque en las generales de ese mismo año le corresponde el valor mas alto, 82.8% (es decir que tuvo un crecimiento de 5.8%). El piso de asistencia en las generales fue de 78.7%, en las legislativas de 2017 (el valor de las PASO de ese año fue de 77.63%). Si se calcula el promedio de asistencia de las PASO obtenemos un valor de 78.9% y en el caso de las generales, 81.5%. Esto quiere decir que si bien los niveles de asistencia electoral tienen cierta variabilidad, esta es mínima pues no se alejan demasiado de su centro gravitacional.
Ahora veamos esa misma dinámica pero para las dos principales fuerzas que componen en fenómeno de polarización de nuestro sistema político.
La tabla reitera los valores de los picos bajos y altos para el kirchnerismo en las PASO y agrega los valores obtenidos en las generales, lo que permite calcular su crecimiento relativo en términos proporcionales. Así vemos que el mayor crecimiento de una instancia a la otra fue de 4.35 puntos en el año 2011 y el menor fue de 1.12% en 2015 (no se computa el ballotage).
Para el caso de JxC, observamos que el mayor crecimiento fue de 5.85% en 2019 y el menor fue 5.18% en 2015.
Si se observan estas distribuciones vamos a notar que la tendencia al mejoramiento de cosechas de votos en el pasaje PASO-generales, es mucho mejor para JxC que para el kirchnerismo. No solo eso sino que también es mas constante ya que su máximo y su mínimo no oscilan mucho de su promedio (5.49%), mientras que el comportamiento de crecimiento del kirchnerismo además de ser más bajo, fluctúa en mayor grado respecto a su media (2.45%).
Las explicaciones de estas propiedades de cada una de las fuerzas tienen una pata en la coyuntura propia de cada turno electoral, pero también en las propiedades del electorado y su relación de representación con el sistema político. Al margen de las fluctuaciones de los pisos obtenidos por el kirchnerismo en las PASO (ligado en mayor medida a propiedades coyunturales), el hecho de que su capacidad de crecimiento para las generales sea mas baja, habla de un perfil un tanto mas definido en términos de representación o expectativas políticas. En cambio el grado mayor de porcentaje de crecimiento de JxC, demuestra que en las PASO, no fue la primera opción electoral de una buena parte de sus votantes en las generales.
Esto ultimo enlaza con lo que planteamos al principio bajo la noción de “coordinación estratégica del electorado”. Con la información de los resultados de las PASO, una parte considerable del electorado que se encuentra en las antípodas de lo que representa (o lo que entienden que representa) el kirchnerismo, redireccionan sus votos a lo que perciben como la opción electoral mas efectiva para combatirlo electoralmente.
A continuación veremos las proyecciones de los resultados electorales que estiman distintas consultoras consultoras:
La tabla y el gráfico de arriba contienen sondeos realizados por distintas consultaras entre el periodo 14-09 hasta el 02-11-2021. Pero como sabemos, acertar en los pronósticos, no suele ser el fuerte de las encuestas electorales (por su puesto con honrosas excepciones). En función de eso se despiertan ciertas suspicacias respecto a los verdaderos motivos de tales fallas. Sin querer dejar las suspicacias de lado, también es cierto que existen distintas dificultades al momento de intentar medir la intención del voto, y un factor determinante es la variable “tiempo” y la distancia con la que se recolectan los datos y el día de la información.
Por lo tanto acá la siguiente tabla resume los resultados de las últimas dos semanas (25-10 a 2-11), agrupando por los valores mínimos, máximos y los respectivo promedios.
Los valores promedios de este resumen pronostican una víctoria para Juntos con el 38% de los votos y un segundo lugar para el Frente de Todos con el 33.7%. Como puede notarse en la lectura de la tabla, el tercer valor más alto lo ocupa la categoría de indecisos con el 8.6%. Esto último no es de extrañar, debido a que existe un consenso en los ámbitos de la consultoría acerca de la dificultad para poder proyectar con exactitud los resultados de intención de votos, porque una fracción para nada desestimable del electorado define su voto en el transcurso de la última semana de la elección. Esta incertidumbre se acrecienta aún más si el escenario es el de una competencia muy ajustada.
También deben considerarse que estos tipos de estudios, al margen de las discusiones acerca de fiabilidad de los mismos, al tratarse de sondeos basados en muestras seleccionadas estadísticamentes implica asumir cierto margen de error. En líneas generales la contemplación de ese error en las estimaciones suelen oscilar en la orbita del 3%. Esto quiere decir que los resultados deben ser considerados con una posible variación porcentual de +/* dentro de ese rango, por ejemplo, si el mismo es de 3 puntos al valor proyectado para Juntos de 38% debe considerarse la posibilidad de que efectivamente obtenga 35% (-3) o 41% (+3).
Está claro que cada turno eleccionario es un fenómeno social complejo, éste en particular lo es un poco más. También es cierto que cada elección se encuentra sujeta a las contingencias de su coyuntura, pero éstas nunca se desenvuelven en el caos absoluto o en una aleatoriedad caprichosa, sino más bien lo contrario. Procesos de estas magnitudes tienden a ser conservadores en su forma de (re)producirse, los cambios abruptos sin un correlato previo que lo acompañen y explique, suelen ser la excepción.
Entonces, ¿hay que esperar cambios en los resultados de las generales respecto de las PASO? - Se pueden esperar cambios, en especial si se considera lo atípico de la asistencia en septiembre. Ahora bien, en caso de que ocurriesen lo recomendable es esperar que no sean drásticos, ya que sería poco probable que sea de ese modo.
Con todo lo dicho, es posible poner a jugar las variables y parámetros que hemos identificado como constitutivos de la dinámica electoral en la transición PASO-Generales, para así ensayar un pronóstico sobre los contornos en las que se desarrollarán los resultados de las generales.
En esta apuesta intuitiva con suporte en los datos performativos de la dinamica electoral, podemos plantear el siguiente escenario para el desempeño de las dos principales fuerzas en competición:
Los resultados proyectados arrojan una víctoria de Juntos con el 30.8% (padrón) y un segundo lugar para el FdT con el 27.2% (padrón). Se resaltan los valores de voto padrón por la menor distorsión que implican los valores de la asistencia electoral y los votos en blancos y nulos. Pero como los resultados que se asumirán como válidos en la contienda de las generales ( votos afirmativos) contienen estos ultimos elementos, se incorporan a la proyección los valores medios necesarios restantes para su estimación. De esta manera la proyección de los resultados en clave de voto afirmativo indican un valor de 40.6% para Juntos y 35.83% para el FdT. Cabe aclarar que este cálculo implica un mayor margen de error, debido a que asume parametrós de normalidad en un contexto de no normalidad.
Para la confección de la estimación de los resultados de la tabla de arriba, fueron considerados los siguientes elementos:
Porcentajes de crecimiento PASO-Generales, con criterio de selección.
Para el caso del FdT se considera el valor máximo registrado, bajo el supuesto de mayor ausentismo en la atípico concurrencia electoral de las PASO 2021.
Por su parte a Juntos se le asigna el valor mínimo registrado, bajo el supuesto de de dos criterios:
Si se proyecta el valor de crecimiento promedio el resultado lo posiciona por encima de su marca histórica de obtención de votos, fenómeno que probablemente se encuentre coartado por el siguiente criterio:
La propuesta de dos listas para la competencia interna en las primarias de Juntos consiguió el efecto de captura de electores desencantados de los dos principales frentes. Pero la evidencia indica que luego de internas competitivas, la conformación de la propuesta para las generales no consigue mantener el atractivo de esa comptencia y por lo tanto no consigue retener el 100% de votos obtenidos.
Para los porcentajes de voto válido y voto afirmativo, se asumieron los parámetros de “normalidad”, asiginándole la puntuación media histórica para su computación.