Catálogo de fotos: https://drive.google.com/drive/u/0/folders/1bcT0mWrBd453evwnZ0bWv8U60D36Ze6Z

La Reserva Marina

Presentación general

Autor/es: J.García-Charton

Situada en el Mediterráneo suroccidental (37.65º N y -0.65º E), la reserva marina de Cabo de Palos - Islas Hormigas (de aquí en adelante "RM-CP") fue creada conjuntamente por la Secretaría General de Pesca (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) y la consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Región de Murcia por Orden Ministerial del día 22 de junio de 1995 (BOE núm. 161 de 7 de julio y Decreto 15/1995 de 31 de marzo / BORM núm. 92 de 21 de abril de 1995). Constituye así la quinta reserva marina española en antiguedad tras Isla de Tabarca, Islas Columbretes, Isla Graciosa y Cabo de Gata-Níjar.

Localización geográfica de la Reserva Marina de Cabo de Palos - Islas Hormigas. Ejemplo simplificado de mapa (sin la ampliación). Autor: Víctor O.

Localización geográfica de la Reserva Marina de Cabo de Palos - Islas Hormigas. Ejemplo simplificado de mapa (sin la ampliación). Autor: Víctor O.

De forma rectangular y pequeño tamaño, tan sólo 1931 ha, la superficie de la reserva comprende tanto aguas interiores, un 35% aproximadamente, como aguas exteriores, el 65% restante. Dentro de sus lindes se establece además una zonación por la cual se distingue una zona de reserva parcial de una zona de reserva integral, que comprende el entorno de la Isla Hormiga, el bajo El Mosquito y los islotes El Hormigón y La Losa, y que queda definida por una circunferencia de 0.5 millas náuticas de radio con centro en el faro de la Isla Hormiga.

El conjunto de actividades que pueden realizarse en el ámbito de la reserva puede ser clasificado en tres categorías distintas: 1) actividades permitidas, 2) actividades prohibidas y 3) actividades que requieren autorización:

Relación de actividades permitidas en el ámbito de la reserva. Ejemplo de tabla. Fuente: Red Iberoamericana de Reservas Marinas (http://www.reservasmarinas.net/)

Relación de actividades permitidas en el ámbito de la reserva. Ejemplo de tabla. Fuente: Red Iberoamericana de Reservas Marinas (http://www.reservasmarinas.net/)

Marco ambiental

Autor/es: JM.Ruíz / V.Orenes

En enclave físico que ocupa la RM-CP viene definido por dos características fundamentales: grandes contrastes hidro-geográficos y una acusada dinámica marina. Por un lado, la RM-CP se encuentra ubicada entre dos subcuencas mediterráneas (Alborán y Argelia), donde confluyen corrientes marinas procedentes del Mediterráneo con corrientes de origen Atlántico provenientes del estrecho de Gibraltar. Además, la RM-CP se encuentra en una zona de transición costera, en la que se produce un cambio abrupto en la línea de costa: de arenosa y expuesta al este hacia el norte, a rocosa y expuesta al sur hacia el sur. Así, el perfil de la plataforma continental pasa de ser amplio y de suave pendiente hacia el norte, a ser estrecho y escarpado hacia el sur.

La elevada biodiversidad de la reserva

La RM-CP posee una elevada biodiversidad, tanto bentónica como pelágica, y es famosa por albergar en su interior una inusitada concentración de grandes peces depredadores, tanto residentes como migratorios. Cualquiera que se haya sumergido en sus aguas, especialmente en verano, será partícipe de ello. Sin embargo, el conjunto de causas agentes que posibilitan esta singular coyuntura no lo es tanto.

Para explicar la elevada biodiversidad de la RM-CP debemos viajar al pasado y recapitular, muy brevemente, la historia evolutiva del mar Mediterráneo, etimológicamente "mare midi terra", el mar "en medio de las tierras":

  • El mar Mediterráneo actual es un remanente del antigüo océano de Tethys: una extensa masa de agua ecuatorial en forma de cuña, abierta hacia el este, que se adentró en Pangea durante el Triásico (hace unos 200 Ma aproximadamente)
  • Tras la apertura del océano Atlántico en el Cretácico, el mar de Tethys conectó el recien nacido océano Atlántico con el antiguo océano Indo-Pacífico, a través de un cinturón ecuatorial ininterrumpido. En esta época, el mar de Tethys albergaba una fauna de aguas cálidas muy diversa, comparable a la que se encuentra hoy en día en el Indo-Pacífico tropical
  • Durante la orogenia del Mioceno (hace alrededor de 10 Ma) se formó el istmo de Suez, que separó el mar de Tethys del Indo-Pacífico. Además, hacia el final del Mioceno (hace unos 6 Ma), la conexión con el Atlántico también se cerró, aislando completamente el mar de Tethys
  • El balance hídrico negativo transformó este nuevo mar en una serie de grandes lagos evaporíticos ("crisis de salinidad" del Messiniense): la desecación llevó a la biota del mar de Tethys a la extinción, o al menos la redujo sustancialmente
  • El mar Mediterráneo, es una configuración similar a la del día de hoy, no se originó hasta principios del Plioceno (hace 5 Ma) gracias a la reapertura del estrecho de Gibraltar, cuando fue repoblado por especies de origen atlántico
  • Finalmente, durante todo el Cuaternario (desde hace 2,5 Ma hasta la actualidad), la alternancia las épocas glaciales frías y periodos interglaciares cálidos dieron lugar a diferentes migraciones de fauna atlántica, de origen boreal o subtropical, respectivamente. Las características biogeográficas del actual Mar Mediterráneo podrían describirse como las de una provincia atlántica más

Tras este breve resumen, podemos concluir que la elevada riqueza de especies del Mediterráneo se debe principalmente a su larga historia evolutiva a lo largo del Terciario, así como al bombeo de diversidad post-Plioceno desde el Atlántico. Como resultado, la actual biota marina del Mediterráneo está compuesta por especies pertenecientes a multitud de categorías biogeográficas:

  • especies de aguas templadas atlántico-mediterráneas
  • especies cosmopolitas o pan-oceánicas (existentes en todos los océanos)
  • elementos endémicos, que comprenden tanto especies paleo-endémicas (endémicas debido a la extinción en otro lugar) y especies neo-endémicas (endémicas debido a la evolución local)
  • especies atlánticas subtropicales (restos de migraciones de épocas interglaciares)
  • especies atlánticas boreales (restos de migraciones de épocas glaciales)
  • migrantes del Mar Rojo (tras la apertura del canal de Suez)
  • migrantes del Atlántico oriental

Estas distintas categorías son más o menos abundantes en las diferentes partes del Mediterráneo. Sin embargo, la flora y la fauna más "típicas" del Mediterráneo se encuentran en las partes centrales de este mar, especialmente en la cuenca occidental.

El Mar Mediterráneo alberga actualmente más de 8.500 especies de organismos. Esto significa que entre el 4% y el 18% de las especies marinas mundiales (con grandes diferencias entre grupos) se encuentran en el mar Mediterráneo, lo cual es particularmente impresionante considerando que el Mediterráneo representa sólo el 0,82% en superficie y el 0,32% en volumen del océano mundial. Además, más de una cuarta parte de las especies mediterráneas son endémicas, es decir, viven exclusivamente en esta cuenca.

Grandes concentraciones de peces

Hasta ahora hemos visto cómo la historia evolutiva del mar Mediterráneo determina, al menos en parte, la gran variedad de formas de vida que observamos hoy día en la RM-CP. Sin embargo, variedad no implica abundancia. El ejercicio de esta retrospectiva se antoja por sí sólo insuficiente para comprender por qué, en esta pequeña zona del litoral murciano que constituye el Cabo de Palos, se concentren tal variedad de grandes peces depredadores, los cuales encuentran aquí suficiente alimento para sostener, a veces, grandes poblaciones, tan raras en otros lugares de la cuenca Mediterránea.

La entrada de nutrientes en el sistema marino, con la consiguiente producción primaria, es condición necesaria para el desarrollo de las poblaciones de peces, pero no es suficiente para obtener altos niveles de productividad por sí sola. De hecho, las regiones en las que las imágenes de satélite muestran altas concentraciones de clorofila no siempre son regiones de alta productividad pesquera. Además, el Mediterráneo es calificado generalmente como un mar oligotrófico (pobre en nutrientes), considerando su producción primaria media relativamente baja.

Aunque no se conoce con certeza el motivo o causa responsable de la gran productividad de la reserva, los científicos han propuesto una serie de mecanismos que pueden aumentar la fertilidad de estas aguas y que actúan en determinados momentos del año en relación con estructuras hidro-geográficas concretas, varias de los cuales se dan en el entorno de la reserva marina.

Se han propuesto tres clases principales (triada) de procesos físicos que se combinan para producir hábitats productivos favorables para los peces costeros, así como para muchos otros tipos de organismos:

  • Procesos de enriquecimiento (afloramiento, mezcla, etc.)
  • Procesos de concentración (convergencia, formación de frentes, estabilidad de la columna de agua)
  • Procesos de retención en los hábitats apropiados (o la deriva hacia ellos)

Aquellas zonas donde estos tres elementos confluyen y se retroalimentan se denominan como tríadas oceánicas. El Cabo de Palos se puede considerar, por tanto, una triada oceánica.

La singular topografía costera montañosa del Cabo de Palos es causante de los fuertes vientos y corrientes marinas típicas de la zona, las cuales facilitan la aparición de procesos de enriquecimiento (afloramiento de nutrientres) y mezcla. Sin embargo, es la presencia de accidentes topográficos fijos en forma de irregularidades del fondo marino, como montes submarinos e islas, las que alteran el flujo de agua por encima de ellas, aumentando la mezcla y promoviendo el afloramiento de aguas ricas en nutrientes. Posibilitando así una alta producción primaria además de una producción localizada de niveles tróficos superiores.

Si el plancton, del que se alimentan las larvas de peces, puede concentrarse en estos frentes, también pueden hacerlo los depredadores planctónicos que se alimentan de estas larvas (por ejemplo, medusas, ctenóforos y larvas depredadoras de otros peces). El proceso de agregación de presas planctónicas se produce, en consecuencia, en zonas de convergencia, remolinos y frentes persistentes. Este ciclo cerrado de circulación provoca que aumente la producción local cerca de la superficie, y gran parte de ella se transfiere a los primeros niveles de la red alimentaria pelágica, que a su vez sostiene densas agregaciones de depredadores móviles.

Además, hay pruebas de que los montes submarinos, como los bajos de la reserva, atrapan el zooplancton que migra verticalmente en aguas aguas menos profundas. Siendo entonces cuando se vuelve accesible para los depredadores nectobentónicos y bentónicos. Así, muchos vertebrados pelágicos, incluyendo aves marinas, cetáceos y peces espada, se alimentan en estas áreas, explotando la elevada producción primaria y las elevadas reservas de zooplancton y peces. Además, los montes submarinos suelen servir como zonas de apareamiento y desove para una amplia gama de especies ícticas.

Podemos cocluir que la circulación oceánica en el entorno de la reserva es compleja y su interacción con los procesos biológicos determina una amplia variedad de hábitats marinos, desde la superficie hasta las aguas más profundas. Una plataforma continental reducida al sur del cabo de Palos en conjunción con la presencia de islas y montes submarinos aceleran en el espacio y en el tiempo el flujo de energía y la circulación desde el fondo marino a la superficie, así como de las aguas costeras a las pelágicas (y viceversa). Así, la presencia y abundancia de grandes depredadores en relación con estructuras topográficas y oceanográficas específicas parece confirmar este nuevo escenario de productividad ecológica.

Entorno de la reserva y medio emergido

El medio físico emergido de la RM-CP presenta un perfil homogéneo en toda su extensión, tanto en las islas como en el propio cabo, constituido principalmente por un acantilado rocoso de tipo bajo o medio que varía en altura, desde unos pocos centímetros en sus partes más bajas, hasta cerca de los 20 metros en las zonas más escarpadas. Los fondos sumergidos de la RM-CP constituyen una continuación directa de las zonas emergidas, siendo por tanto de su misma naturaleza geológica.

Medio físico emergido del cabo de Palos y la isla Hormiga. Ejemplo de foto

Medio físico emergido del cabo de Palos y la isla Hormiga. Ejemplo de foto

La Pesca en la reserva

Autor/es: P.García

[ A completar ]

Comunidades Marinas

Introducción general

Autor/es: V.Orenes

El medio marino es un entorno realmente complejo que presenta un enorme abanico de características físicas, químicas y biológicas. Para el gran público (aunque también para los responsables políticos de su gestión) se ve a menudo como un mundo vasto y en gran medida oculto que es, de forma simultánea, un lugar fascinante y un recurso valioso.

No ha sido hasta hace relativamente poco tiempo que los científicos han sido capaces de entender (aún con grandes lagunas) la composición y funcionamiento del medio marino. Pese a los grandes pasos realizados en este sentido, el conocimiento generado queda aún hoy velado al lego, y está reservado fundamentalmente a los especialistas en la materia. Para los biólogos marinos formados, manejar esta información es algo natural, pero su traducción (por ejemplo, en una clasificación de hábitats o comunidades) es un paso fundamental para poner dicho conocimiento en manos de aquellas personas implicadas en la gestión y el uso del mar. Parte de dicha labor consiste en desglosar, de una forma comprensible, la complejidad de la vida marina, reduciendo el vasto mundo submarino en una serie de unidades de información más pequeñas y asimilables, posibilitando así su uso por parte de gestores y usuarios.

Existen diversas formas de clasificar la vida marina y cada una de ellas atiende a diversos criterios específicos, los cuales responden, en última instancia, a uno (o varios) objetivos concretos. De este modo, no existe una única clasificación de la vida marina si no múltiples y variadas. A fin de facilitar al lector la comprensión de la compleja variedad de formas de vida que alberga la RM-CP, la clasificación de las comunidades marinas aquí adoptada responde a dos criterios fundamentales: el pragmatismo y la simplicidad. Así, es posible que en ocasiones los criterios aquí utilizados puedan no coincidir con clasificaciones más estrictamente biológicas, o con clasificaciones internacionales oficiales (por ejemplo EUNIS o BioMar).

En este libro utilizaremos el término de "comunidad marina" como unidad básica de trabajo a fin de identificar, caracterizar y localizar geográficamente la variedad de formas de vida que alberga la reserva. Definimos comunidad como el conjunto de organismos de diferentes especies (tanto vegetales como animales) que viven en un mismo espacio físico (conocido como hábitat o biotopo) y que interactúan entre sí, es decir, mantienen una relación de interdependencia, esencialmente desde el punto de vista trófico.

Ambiente pelágico vs. ambiente bentónico

El conjunto de organismos vegetales y animales que constituyen la vida marina pueden ser agrupados, a grandes rasgos, en dos tipos de ambientes: el acuático, o pelágico, y el de fondo, o bentónico. El hábitat pelágico es aquel que está constituido por los organismos que flotan en la columna de agua y se caracteriza fundamentalmente por su gran heterogeneidad espacio-temporal, consecuencia de los grandes cambios ambientales que este medio experimenta de forma casi continua. Por el contrario, en el hábitat bentónico, o bentos, los organismos viven en estrecha relación con el fondo, estableciendo así relaciones mucho más duraderas, sólidas y estructuradas, tanto en el espacio como en el tiempo. De este modo, las comunidades bentónicas se caracterizan por la flora y fauna sésil (o de escasa movilidad) que las habitan, siendo estas típicas, generalmente, de un tipo de sustrato concreto (duro o blando). En el medio pelágico, sin embargo, los organismos suelen tener extensas distribuciones geográficas y realizar amplios desplazamientos, siendo por ello, poco adecuados para la caracterización de zonas marinas concretas.

Así, dadas las grandes diferencias estructurales y funcionales que separan estos dos tipos de ambientes, será aquí donde realizaremos una primera clasificación de la vida marina de la reserva, agrupando las comunidades pelágicas en una sola, y separándolas de las comunidades bentónicas, mucho más definidas y reconocibles desde un punto de vista ecológico.

Hábitat pelágico y hábitat bentónico. Ejemplo de ilustración

Hábitat pelágico y hábitat bentónico. Ejemplo de ilustración

Comunidades Pelágicas

Autor/es: V.Orenes

Ilustración del medio pelágico. Autor: Alberto Molina

Ilustración del medio pelágico. Autor: Alberto Molina

Descripción

El ecosistema marino pelágico es el de mayor tamaño entre todos los ecosistemas de la Tierra, abarcando el 99% del volumen total de la biosfera. El ecosistema pelágico alberga cientos de tipos de organismos, incluyendo bacterias, fitoplancton, zooplancton, peces, reptiles, mamíferos y aves. Estos diferentes grupos están vinculados por flujos de energía y nutrientes, interactuando entre sí y con el entorno físico como una unidad funcional.

Al contrario de lo que ocurre con las zonas demersales o bentónicas, cuyas especies pueden categorizarse mediante fronteras fijas en función del sustrato, en el caso de las especies pelágicas existen ciertas dificultades para definir una zona/masa de agua concreta con límites geográficos fijos y permanentes. Esta limitación se debe a la variabilidad intrínseca del sistema, pero también a la interpretación de las propiedades que vinculan la presencia de una especie determinada en un entorno pelágico concreto, que es, en el mejor de los casos, pobre.

El medio pelágico parece tener una baja diversidad de especies si se compara con la diversidad terrestre y bentónica marina. Los hábitats pelágicos son difíciles de definir en cifras, debido a la variabilidad del medio pelágico y a las sutiles discontinuidades que se revelan en la columna de agua. Sin embargo, pese a que el medio pelágico aparenta ser homogéneo puede llegara a alcanzar altos niveles de complejidad.

Vida asociada

Los organismos pelágicos pueden dividirse en dos grandes grupos: el plancton y el nekton. El plancton incluye virus, bacterias, plantas y animales con cierta capacidad de locomoción, pero que no pueden evitar su desplazamiento pasivo por las corrientes marinas. En el zooplancton (plancton animal) encontramos seres microscópicos como protozoos, quetognatos, así como diversos artrópodos (anfípodos, isópodos, ostracodos o mísidos). La macrofauna está compuesta principalmente por las gelatinosas salpas (ej. Salpa fusiformis o Thetys vagina), los ctenóforos (ej. Leucothea multicornis) y las medusas (ej. Cotylorhiza tuberculata, Pelagia noctiluca o Rhizostoma pulmo).

En el nekton se incluyen todos los animales pelágicos capaces de nadar contra la corriente. Esta categoría está dominada por los peces (peces óseos, tiburones y rayas) que varían en tamaño, nivel trófico y adaptación a la profundidad, pero que también incluye reptiles (tortugas), crustáceos (cangrejos y camarones), cefalópodos (calamares y pulpos) y mamíferos (ballenas y delfines).

Entre los peces generalmente clasificados como pequeños pelágicos encontramos, por ejemplo, la anchoa Engraulis encrasicolus, las sardinas (principalmente Sardina pilchardus y Sardinella aurita), la caballa Scomber scombrus y los jureles del género Trachurus ( T.trachurus y T.mediterraneus ). Las grandes especies pelágicas, esencialmente migrantes en busca de alimento, son el atún Thunnus thynnus y las especies afines (ej. Euthynnus alletteratus, Sarda sarda y Auxis rochei) [ilustración], el pez espada Xiphias gladius y tiburones como la tintorera Prionace glauca. Otra de las especies más relevantes en el ámbito de la reserva es el pez luna Mola mola. El pez óseo más grande del mundo, con un peso de hasta 2 toneladas, es avistado a menudo desde las embarcaciones cuando se acerca a la superficie y saca su aleta dorsal fuera del agua. Menos conocido es, sin embargo, el comportamiento de este pez cuando desciende al fondo de los bajos de la reserva, situándose sobre pequeñas planicies rocosas del fondo frecuentadas por fredis y julias, donde es desparasitado por estos lábridos limpiadores.

Dos especies emblemáticas de la reserva, que causan admiranción entre los submarinistas por el tamaño de los bancos que forman alrededor de los bajos, son la lecha o pez limón Seriola dumerili [foto: ej. D71_0119-5 o _D718194-2] y la barracuda Sphyraena viridensis [foto: ej. D71_4126 o D71_9062]. Otras especies, de presencia más esporádica, son la aguja Belone belone, así como el tiburón peregrino Cetorhinus maximus (casi 10m de longitud máxima registrada) o la raya pelágica Pteroplatytrygon violacea.

Entre las tortugas marinas, destaca principalmente la tortuga boba Caretta caretta [foto], aunque en ocasiones es posible avistar otras especies como Dermochelis coriacea. Los cetáceos transitan las aguas de la reserva esporadicamente. Destaca el paso migratorio del rorcual común Balaenoptera physalus, que cruza las aguas de la reserva cada año en su ir y venir de su zona de cría situada en el mar de Liguria.

Comunidades Bentónicas

Introducción

Autor/es: V.Orenes

La gran diversidad de formas de vida presente en las comunidades bentónicas puede ser categorizada y clasificada si agrupamos conjuntamente a todas aquellas especies que comparten condiciones ecológicas similares y constantes.

El primer factor diferencial de las comunidades bentónicas es el tipo de sustrato, en función del cual se distinguen dos tipos de fondos, duros y blandos, cuyas comunidades son muy distintas. Los fondos duros están constituidos por un sustrato rocoso (roca, bloques o piedras). En este tipo de fondo, los organismos viven generalmente por encima de la superficie del sustrato, salvo que la estructura o naturaleza del mismo permita la existencia de organismos excavadores. Destacan los fondos duros secundarios o biógenos, construidos por los propios organismos (algas, fanerógamas o animales, y sus restos), y que permiten igualmente la instalación de otros seres vivos propios de sustratos duros.

Los fondos blandos o sedimentarios están formados por partículas de diverso tamaño, cuyo diámetro se utiliza para establecer las distintas tipologías de sedimento. Contrariamente a lo que ocurre en los fondos duros, en este tipo de fondos abunda la endofauna que vive por debajo de la superficie del sustrato, donde la flora es generalmente muy escasa, debido a la falta de un sustrato estable que le sirva de sustento.

Otros factores abióticos importantes, responsables de la variación vertical de las comunidades bentónicas son la luz y la humectación.

El concepto de "piso"

El concepto principal en la descripción de las comunidades bentónicas es el de "piso", definido como espacio vertical del dominio bentónico en el que las condiciones ecológicas son constantes, o bien varían gradualmente, sin cambios bruscos. Los pisos se dividen en 4 categorías, que llegan hasta el límite de la plataforma continental:

  • Piso supralitoral: es la franja que nunca queda sumergida, aunque está sometida a la influencia directa de la humectación marina y las salpicaduras de las olas. Su amplitud es variable y depende tanto de la fuerza del oleaje como de la inclinación y orientación de la costa

  • Piso mesolitoral: esta zona está sometida a inmersiones y emersiones periódicas, es decir, se situa entre los niveles de pleamar y bajamar. En el Mediterráneo, la amplitud de esta franja es muy reducida dada la poca influencia de las mareas

  • Piso infralitoral: su límite superior lo marcan los organismos que requieren de una inmersión constante y el límite inferior viene definido por la desaparición de las fanerógamas marinas y las algas fotófilas. El rango batimétrico que ocupa es variable y depende fundamentalmente de la transparencia de las aguas

  • Piso circalitoral: se extiende desde el nivel inferior alcanzado por las fanerógamas marinas y las algas fotófilas hasta la máxima profundidad a la que llegan las algas pluricelulares

Clasificación y cartografía

Comunidades marinas de la RM Cabo de Palos - Islas Hormigas. Fuente: Ecocartografía del litoral de las provincias de Granada, Almería y Murcia. Autor: Víctor O.

Comunidades marinas de la RM Cabo de Palos - Islas Hormigas. Fuente: Ecocartografía del litoral de las provincias de Granada, Almería y Murcia. Autor: Víctor O.

Los Fondos Rocosos

Autor/es: V.Orenes

Belleza y complejidad

Los fondos rocosos de la RM-CP son acreedores de una enorme belleza paisajística y constituyen, probablemente, su principal atractivo submarino. En ellos, perfiles topográficos variados se imbrican con la infinidad de formas y colores que aportan sus numerosísimos habitantes.

El rasgo fundamental que caracteriza a los fondos rocosos es la dureza de su sustrato, la cual obliga a sus habitantes a vivir por encima de su superficie (epifauna o epiflora), salvo aquellas excepciones en que la estructura o naturaleza del fondo permitan la existencia de organismos excavadores o perforadores (endofauna o endoflora). Así, al contrario de lo que sucede en otros hábitats de la reserva, en apariencia deshabitados, la superficie de los fondos rocosos rebosa de vida. Esta gran densidad de organismos da pie a una enconada lucha por el espacio en la que cada palmo de roca está enormemente disputado, obligando a sus huéspedes a desarrollar multitud de respuestas adaptativas dirigidas a mantener (o conquistar) el espacio a la vez que proveerse de alimento.

El segundo rasgo fundamental que define a los fondos rocosos es su gran heterogeneidad topográfica. En ellos, podemos encontrar formaciones tan variadas como cuevas, grietas o extraplomos, así como superficies con distinto grado de orientación e inclinación. Si a esta elevada heterogeneidad espacial unimos la variabilidad ambiental que aportan factores abióticos tan relevantes como la profundidad, la luminosidad o el hidrodinamismo (así como eventuales variaciones locales en las condiciones físico-químicas y la estratificación vertical del agua) obtenemos como resultado una diversidad y complejidad de vida que se encuentra, sin duda, entre las más ricas del Mediterráneo.

Clasificación

Para llevar a cabo la descripción de los fondos rocosos de la RM-CP, realizaremos una subdivisión de los mismos a fin de facilitar su comprensión y desgranar sus componentes esenciales. Será la luz, considerada como el factor ambiental más importante en la distribución de los organismos bentónicos propios de fondos rocosos de la plataforma continental, el factor pivotante utilizado en dicha clasificación.

Así, dividiremos los fondos rocosos en dos ambientes: en el primero, más superficial, encontraremos las especies fotófilas (amantes de la luz), cuyas comunidades aparecen dominadas generalmente por el componente algal; en el segundo, más profundo, hallaremos a las especies esciáfilas (amantes de la sombra) y dominadas, en cambio, por el componente animal. Estos dos grandes ambientes, que llamaremos 1) Fondos Rocosos Fotófilos o Iluminados y 2) Fondos Rocosos Esciáfilos o Umbríos, serán desglosados para dar cuenta de las distintas comunidades que estos, a su vez, albergan en su interior.

Clasificación esquemática de los fondos rocosos. Ejemplo de ilustración (J.C. Calvin)

Clasificación esquemática de los fondos rocosos. Ejemplo de ilustración (J.C. Calvin)

Fondos Rocosos Fotófilos o Iluminados

Ilustración de los Fondos Rocosos Fotófilos o Iluminados. Autor: Alberto Molina

Ilustración de los Fondos Rocosos Fotófilos o Iluminados. Autor: Alberto Molina

Introducción

Los Fondos Rocosos Fotófilos (FRF) están situados en la parte más superficial de la roca litoral. De este modo, la luz es capaz de incidir en ellos con un gran nivel de intensidad, favoreciendo el mecanismo fotosintético de los organismos vegetales y permitiendo así un gran desarrollo del componente algal. Por definición, el límite superior, o más somero, de los FRF está marcado por aquellos organismos que requieren de una inmersión semipermanente, lo cual vendrá determinado por la fuerza del oleaje, la inclinación y la orientación de la costa. Por el contrario, el límite inferior vendrá marcado por la desaparición de las algas fotófilas (aquellas adaptadas a una alta intensidad lumínica), hecho que dependerá, fundamentalmente, de la transparencia de las aguas.

En los FRF podemos encontrar diferentes comunidades, entre las que destacan:

  • Comunidad de la Roca Mesolitoral / Comunidad de Formaciones de Vermétidos
  • Comunidad de Algas Fotófilas
  • Comunidad de Rodofíceas Calcáreas Incrustantes y Erizos
Comunidad de la roca mesolitoral / Comunidad de Formaciones de Vermétidos

Descripción

La roca mesolitoral es la franja de roca afectada por el barrido de las olas y las mareas, estando sometida a inmersiones y emersiones periódicas. Por tanto, se sitúa entre los niveles de pleamar y bajamar. En el ámbito de la reserva marina, esta comunidad queda reducida a una zona muy estrecha de la costa, dada la poca amplitud de la marea mediterránea. Sin embargo, es extensa en cuanto a su longitud, ya que podemos encontrarla perimetrando toda la longitud del cabo de Palos, desde la bocana del puerto hasta la playa de Levante, así como en todo el contorno de Isla Hormiga y el Hormigón.

La comunidad de la roca mesolitoral (CRM) se encuentra constituida fundamentalmente por organismos sésiles, principalmente algas, crustáceos cirrípedos y gasterópodos vermétidos, aunque entre ellos es posible hallar numerosas especies animales de vida móvil. Se trata de una de las comunidades marinas más mutables y a lo largo del año su apariencia puede variar de forma sustancial. Así, presenta un ciclo estacional muy marcado; alcanzando su máximo nivel de desarrollo a finales de invierno y principios de primavera, y sufriendo una gran regresión durante el verano, época en la que muchas de las especies algales llegan incluso a desaparecer.

Generalmente, la CRM suele subdividirse en dos zonas, superior e inferior. La zona superior está adaptada a condiciones ambientales que son, por lo general, más extremas y variables que la inferior, en tanto que está más alejada del baño de las olas, pudiendo así experimentar condiciones ambientales realmente cambiantes y extremas. Sin embargo, ambas zonas poseen características comunes y comparten algunas especies entre ellas, siendo a veces difíciles de separar.

Vida asociada

En la zona superior de la CRM suele aparecer el cirrípedo Chthamalus, que cubre gran parte de la superficie rocosa, acompañado normalmente de las algas rodofíceas Rissoella verruculosa y ¿ Nemalion helminthoides ?, especies típicas de aguas limpias, bien iluminadas y sometidas a un fuerte hidrodinamismo. También aparecen diversas especies de cianofíceas, moluscos gasterópodos como Patella rustica y cirrípedos como Euraphia depressa. El habitante más conocido de esta comunidad es, tal vez, el cangrejo corredor o zapatero Pachygrapsus marmoratus, objeto de persecución habitual de niños pequeños en las zonas rocosas de las playas. Una especie de gran interés presente en la reserva marina, aunque limitada al entorno de la isla Hormiga, es la lapa ferrugínea, o Patella ferruginea, endémica del mar Mediterráneo occidental, amenazada de extinción, y que actualmente tan sólo se encuentra en algunos puntos de la costa del mar de Alborán.

En la zona inferior de la CRM las condiciones ambientales son menos estrictas que en la franja superior, lo que se traduce en una mayor abundancia y diversidad de especies. Aquí, el sustrato aparece cubierto por un tapiz de algas más denso, donde encontrar unas especies u otras dependerá del tipo de sustrato (silíceo o calcáreo), la calidad del agua y el hidrodinamismo de la zona. Por lo general, Ralfsia verrucosa aparecerá sobre todo en zonas resguardadas, mientras que Nemoderma tingitanum o Neogoniolithon brassica-florida harán lo propio en zonas con mayor hidrodinamismo. En algunos lugares, sin embargo, es posible hallar zonas con menor cobertura algal y donde el componente animal sea dominante. Aquí aparecen especies como el mejillón Mytilus galloprovincialis o los arrecifes de vermétidos, constituidos por el gasterópodo vermétido del género Dendropoma y la rodofícea incrustante Neogoniolithon brassica-florida.

Las Formaciones de Vermétidos... (P.Templado)

Comunidad de Algas Fotófilas

Descripción

La Comunidad de Algas Fotófilas (CAF), sometida ya a una inmersión continuada, presenta una vida más abundante y diversificada que la comunidad de la roca mesolitoral. Como es propio de los ambientes fotófilos, la CAF se caracteriza por una marcada dominancia algal, la cual llega a alcanzar gran diversidad, así como altos niveles de complejidad estructural. De hecho, análogamente a lo que ocurre en los bosques terrestres, las comunidades de algas marinas pueden estructurarse en estratos verticales. En su máximo exponente, esta estratificación vertical llega a alcanzar hasta 5 niveles de altura: la base suele estar constituída por algas incrustantes calcáreas, ocasionalmente recubiertas por un tapiz cespitoso de muy pequeño porte. Por encima de la capa basal, podemos encontrar hasta tres estratos adicionales. Un estrato que podríamos denominar "arbustivo", compuesto de algas erectas bajas, un estrato "arbóreo", compuesto de feofíceas y rodofíceas de gran porte y, finalmente, imitando el papel del muérdago o la cuscuta en el bosque mediterráneo, un último estrato conformado por un sinfín de especies epífitas. Esta gran complejidad estructural se traduce en una enorme diversidad potencial de vida asociada.

La CAF no muestra una composición uniforme en el ámbito de la reserva, debido a variaciones locales en las condiciones físico-químicas, la estratificación vertical de la columna de agua y la estacionalidad propia de las algas y los diferentes animales asociados. Sin embargo, en general podemos distinguir dos tipologías claramente diferenciadas. El primer tipo se corresponde con aquellas zonas de rompiente, o batidas por el oleaje (CAF de ambiente batido), y el segundo con zonas de aguas calmas, a resguardo de las olas y con escasa agitación (CAF de ambiente calmo). Resultado de condiciones hidrodinámicas desiguales, la tipología de especies que albergue cada una de las zonas será distinta.

Vida asociada

La CAF de ambiente batido puede estar dominada por diferentes algas, cada una de ellas adaptada a diferentes condiciones hidrodinámicas, más o menos estrictas. Destaca el género Cystoseira sp., considerada el estado climácico de la comunidad*, la cual forma un cinturón bien delimitado por debajo de la superficie del agua [foto]. Por debajo de Cystoseira encontramos, en la mayoría de ocasiones, un estrato basal formado por algas calcáreas incrustantes (ej. Lithophyllum incrustans, Mesophyllum alternans o Peyssonnelia rosa-marina), que estará cubierto a su vez de un estrato cespitoso formado por algas de poco porte como Cladophora laetevirens, Gelidium spp. y Ceramium ciliatum, así como otras algas comunes de mayor porte como Jania rubens, Corallina elongata o Laurencia spp.

  • [Cuadro explicativo: una comunidad clímax o climácica es aquella que alcanza un estado de gran maduración durante su desarrollo, haciendo un uso óptimo del espacio y la energía. En ella se establece un equilibrio (dinámico) entre los distintos organismos y su medio]

Los animales típicos de esta comunidad suelen ser sésiles y vivir fijos al sustrato para resistir así la fuerza del oleaje. Entre ellos destacan el mejillón Mytilus galloprovincialis y el cirrípedo Balanus perforatus [foto: IMG_0086]. Los animales móviles también necesitan adherirse fuertemente a la superficie rocosa, por ejemplo las lapas del género Patella, o bien resguardarse del oleaje en grietas u oquedades, como los erizos Arbacia lixula y Paracentrotus lividus, o el madreporario Balanophyllia europaea [foto: IMG_0166].

La CAF de ambiente calmo se halla en lugares bien iluminados y con escasa agitación. Aquí, el sustrato suele estar totalmente recubierto por algas, entre las que predominan las feofíceas o algas pardas. En esta comunidad, la biodiversidad puede ser realmente elevada, habiéndose descrito hasta 200 especies de algas y más de 500 de animales.

La comunidad algal estará dominada por una o varias especies de algas en función de las condiciones ambientales predominantes en cada zona específica de la reserva. Destacan Dictyota dichotoma, Dictyopteris membranacea, Laurencia obtusa, Acetabularia acetabulum, Padina pavonica, Stypocaulon scoparium, Halimeda tuna, así como diversas especies del género Cystoseira. A esta lista habría que añadir las especies alóctonas, componentes ya destacados del paisaje submarino actual, principalmente el alga verde Caulerpa cylindracea y las especies de alga roja del género Asparagopsis.

La fauna sésil que encontramos en esta comunidad debe adaptarse bien a este particular ambiente, es decir, debe soportar una alta irradiación, así como hacer frente a la fuerte competencia que ejercen las algas sobre los demás organismos bentónicos. Entre las especies mejor adaptadas destacan algunas esponjas fotófilas como Crambe crambe, Ircinia sp., Sarcotragus spinosulus o Hamigera hamigera, así como los antozoos Anemonia sulcata [foto: IMG_0123], Cladocora caespitosa y Balanophyllia europaea. También encontramos hidroideos (ej. Pennaria disticha [foto] y Aglaophenia pluma), algunos bivalvos (ej. Pinna rudis), así como poliquetos y diversos tunicados coloniales como Diplosoma spongiforme.

La fauna móvil es de gran riqueza. Los equinodermos constituyen un componente esencial de esta comunidad, representados fundamentalmente por los erizos Paracentrotus lividus y Arbacia lixula, las estrellas de mar Echinaster sepositus y Ophidiaster ophidianus, el holoturioideo Holothuria tubulosa y la ofiura Ophiothrix fragilis, especie realmente abundante y ubicua en los fondos rocosos de la reserva. Existe una gran diversidad de crustáceos decápodos: cangrejos autóctonos (ej. Maja crispata) o alóctonas (ej. Percnon gibbesi), gambas del género Palaemon [foto] o ermitaños como Calcinus tubularis [foto] o Pagurus anachoretus [foto]. Son también habituales los crustáceos isópodos de la familia Idoteidae, así como diversos anfípodos y poliquetos (ej. Spirographis spallanzanii o Serpula vermicularis).

Los moluscos gasterópodos son muy abundantes, en especial Gibbula spp., Cerithium vulgatum, Stramonita haemastoma y Conus mediterraneus, entre muchos otros. Los moluscos del orden Nudibranchia también alcanzan una gran diversidad en los fondos rocosos de la reserva. Entre ellos destacan la gran Felimare picta, que puede superar los 12 cm de longitud, o especies de menor tamaño como Flabellina affinis, Cratena peregrina, Elysia timida o Thuridilla hopei. Entre los moluscos cefalópodos se encuentra el pulpo común ( Octopus vulgaris [foto]) y las jibias o sepias ( Sepia officinalis [foto]), muy abundantes en el ámbito de la reserva y que usan las grietas presentes en la roca para depositar sus huevos [foto].

La ictiofauna es muy rica y abundante, ya que incluye gran parte de los peces del piso infralitoral rocoso del Mediterráneo. Entre las especies que viven en el fondo destaca el pequeño Tripterygion delaisi [foto], la morena Muraena helena [foto], las escórporas Scorpaena porcus [foto] y Scorpaena maderensis, así como diversas especies de blénidos (ej. Lipophrys trigloides, Microlipophrys dalmatinus, Parablennius pilicornis, o Parablennius zvonimiri). Las especies que nadan cerca del fondo están dominadas por los espáridos del género Diplodus ( D.sargus, D.puntazzo, D.vulgaris, O.melanura y S.salpa), los lábridos ( Symphodus tinca, Symphodus ocellatus, Symphodus roissali, Coris julis, Thalassoma pavo y Labrus merula) y los serránidos ( Serranus scriba y Serranus cabrilla).

Además de albergar gran diversidad de peces en su edad adulta, los fondos de algas fotófilos son hábitat de cría y alevinaje de gran variedad de especies. De este modo, numerosas especies ícticas precisan de la presencia de fondos duros cubiertos de algas de mediano y gran porte para dar cobijo a sus estadios más tempranos. Tal es el caso de muchos lábridos (ej. T.pavo [foto: IMG_0072], S.ocellatus, S.tinca, S.roissali o C.julis) y algunos serránidos como S.cabrilla y S.scriba [foto: IMG_0184]. Para estas y muchas otras especies, la presencia de complejos algales sanos es fundamental para el asentamiento larvario, y la posterior supervivencia de los individuos juveniles. Además, será en este tipo de fondos donde otras especies de gran valor ecológico y/o pesquero se desarrollen durante sus primeros meses e incluso años de vida. Entre ellas destacan especies emblemáticas de la reserva como el mero Epinephelus marginatus [foto: IMG_0048], el gitano Mycteroperca rubra y el falso abadejo Epinephelus costae, las cuales usan el hábitat rocoso somero de las islas y las calas del cabo para crecer y refugiarse hasta que alcanzan mayor tamaño y son capaces de migrar hacia aguas más profundas, donde finalmente se unen a la población adulta.

Comunidad de Rodofíceas Calcáreas Incrustantes y Erizos

Descripción

La Comunidad de Rodofíceas Calcáreas Incrustantes y Erizos es, tal vez, la comunidad rocosa estructuralmente más simple y pobre en biodiversidad. Se distingue con facilidad por la presencia de una superficie rocosa totalmente desprovista de vegetación y la aparición, a veces en enormes cantidades, de equinodermos equinoideos (erizos de mar) [foto: ej. D71_3713 o D71_0128-7]. Así, la existencia de esta comunidad es consecuencia directa de una profusa actividad fitófaga, y supone el estadio final de un proceso de empobrecimiento continuado de la comunidad de algas fotófilas, resultado de la proliferación masiva de organismos herbivoros que ramonean la biomasa de macroalgas hasta hacerla desaparecer. No obstante, en ciertas ocasiones la aparición de esta comunidad puede deberse al efecto de un elevado hidrodinamismo, cuya presión imposibilita el crecimiento y la proliferación de la comunidad algal.

La presencia de la comunidad de rodofíceas calcáreas incrustantes y erizos, sobre todo en forma de pequeñas manchas irregulares, es ubicua en toda la reserva. Sin embargo, puede llegar a formar bandas más o menos anchas en algunos puntos concretos de la costa, así como en la parte más somera de algunos bajos y las islas.

Vida asociada

Entre los organismos protagonistas de esta comunidad destacan las algas rojas incrustantes, tales como Lithophyllum incrustans y Neogoniolithon brassica-florida, y los equinoideos A.lixula y P.lividus. También es posible encontrar esponjas como Cliona celata o Crambe crambe, o los cnidarios B.europaea y O.patagonica. Es precisamente en este ambiente donde O.patagonica [foto], coral de origen incierto aunque marcado carácter invasor, ha incrementado su presencia en la última década en el ámbito de la reserva, resultado de la gran capacidad que posee esta especie a la hora de proliferar utilizando estos tapetes desprovistos de vegetación como trampolín dispersivo, los cuales coloniza sin apenas competencia.

Entre la fauna piscícola es especialmente abundante el pez P.pilicornis (en sus diversas libreas [foto: IMG_0027 y IMG_0100]), acompañado de otras especies comunes como los fredis T.pavo o las julias C.julis.

Comunidad de Rodofíceas Calcáreas Incrustantes y Erizos. Ejemplo de foto

Comunidad de Rodofíceas Calcáreas Incrustantes y Erizos. Ejemplo de foto

Fondos Rocosos Esciáfilos o Umbríos

Ilustración de los Fondos Rocosos Esciáfilos o Umbríos. Autor: Alberto Molina

Ilustración de los Fondos Rocosos Esciáfilos o Umbríos. Autor: Alberto Molina

Introducción

Los Fondos Rocosos Esciáfilos (FRE) se encuentran en toda la extensión de la columna de agua desde la superficie hasta el fondo. En zonas superficiales, aparecen en aquellos enclaves protegidos de la iluminación directa, como en cornisas, grietas, o los extraplomos de paredes verticales [foto: _D715242]. Sin embargo, será a medida que ganemos profundidad cuando la progresiva atenuación de la luz permita la aparición masiva de las comunidades esciáfilas (literalmente, amantes de la sombra). Esta falta de luz conllevará la desaparición progresiva de las algas blandas, grandes dominadoras de los ambientes fotofilos más someros, y su sustitución por algas calcáreas incrustantes y organismos suspensívoros. De este modo, el mundo vegetal, al ver mermada su capacidad fotosintética, y por tanto sus posibilidades de proliferación y expansión, da paso al mundo animal.

En los FRE englobamos fundamentalmente el piso infralitoral inferior y el piso circalitoral. Agrupando, potencialmente, las siguientes comunidades:

  • Comunidad de Algas Esciáfilas Infralitorales (Precoralígeno)
  • Comunidad de Algas Esciáfilas Circalitorales (Coralígeno)
  • Comunidad de Cuevas y Túneles Submarinos
Comunidad de Algas Esciáfilas Infralitorales (Precoralígeno)

Descripción

Esta comunidad es típica de fondos rocosos protegidos de la iluminación directa por su orientación, inclinación o profundidad, o de enclaves umbríos especiales tales como los rizomas de Posidonia oceanica. Se denomina “precoralígeno” porque precede a la comunidad coralígena y es considerada una comunidad de transición entre aquellas totalmente iluminadas y las de mayor penumbra. Así, las algas que habitan en el ambiente precoralígeno precisan de un mínimo de radiación lumínica para su desarrollo, sin embargo no toleran adecuadamente irradiancias excesivamente altas. Es una de las comunidades más biodiversas de la reserva marina.

Vida asociada

Las especies de algas más características de este ambiente son las rodofitas Peyssonnelia squamaria, Mesophyllum alternans, Sphaerococcus coronopifolius, las clorofitas Codium bursa, Codium vermilara, Halimeda tuna y Flabellia petiolata, además de la feofícea invasora Asparagopsis sp., entre muchas otras.

La diversidad animal es muy elevada. Son comunes las esponjas en sus diversas formas, tanto irregulares (ej. Oscarella lobularis [foto], Phorbas tenacior [foto: IMG_0190] y Dysidea fragilis) como incrustantes (ej. Cliona celata [foto: IMG_0059] y Crambe crambe). Entre el resto de organismos de vida sésil destacan las ascidias, tanto solitarias (ej. Halocynthia papillosa y Clavelina dellavallei revisar) como coloniales (ej. Microcosmus sabatieri, Pseudodistoma crucigaster y Pseudodistoma cyrnusense revisar) pero especialmente el grupo de los cnidarios en sus diversos grupos: hidroideos (ej. Eudendrium racemosum), actiniarios (ej. Anemonia sulcata), zoantarios (ej. Parazoanthus axinellae), gorgonias (ej. Leptogorgia sarmentosa [foto] y Eunicella singularis) y madreporarios (ej. Cladocora caespitosa). Mención especial por su particular belleza y colorido merecen los briozoos en sus diversos representantes: Myriapora truncata [foto], Pentapora fascialis, Adeonella calveti o Reteporella grimaldi [foto]. Especies generadoras de hábitat y particularmente frágiles al contacto de buceadores o artes de pesca, que alcanzan en zonas concretas de la reserva grandes concentraciones y dan forma a uno de los paisajes más bellos del Mediterráneo [foto].

Entre la fauna móvil encontramos gran diversidad de organismos. Son comunes los poliquetos (ej. Polycirrus sp. o Bonellia viridis) y los moluscos, tanto gasterópodos (ej. Haliotis tuberculata, Charonia lampas y diversos opistobranquios), como bivalvos (ej. Barbatia barbata y Pinna rudis). Entre los artrópodos crustáceos es habitual el cirrípedo Balanus perforatus, así como gran cantidad de decápodos, por ejemplo Pagurus anachoretus y Dardanus calidus. Destaca la presencia, cada vez menos habitual, de grandes crustáceos de interés comercial como la cigarra de mar Scyllarides latus, el santiaguiño Scyllarus arctus y la langosta Palinurus elephas [foto].

Los equinodermos están ampliamente representados en sus diversos grupos: estrellas de mar como Coscinasterias tenuispina, Marthasterias glacialis, Echinaster sepositus y Ophidiaster ophidianus, ofiuras como Ophiothrix fragilis y Ophioderma longicaudum, erizos como Sphaerechinus granularis, Paracentrotus lividus y Centrostephanus longispinus [foto], además de diversas especies de holoturias. Tampoco es raro encontrar en los fondos rocosos de la reserva la colorida planaria rosa Prostheceraeus roseus [foto].

Los peces son muy numerosos, aunque muchos de ellos aparecen también en otras comunidades cercanas. Entre las especies características de este ambiente destacan los espáridos como el sargo real Diplodus cervinus, la dorada Sparus aurata [foto]y el dentón Dentex dentex [foto]. Así, a los lábridos habituales en la roca fotófila se añaden aquí las especies Symphodus doderleini y Symphodus mediterraneus [foto], típicas de aguas más profundas. Particular atención merecen los serránidos: falso abadejo E.costae, mero E.marginatus y gitano M.rubra, cuyas densidades en el ámbito de la reserva alcanzan niveles inéditos en todo el Mediterráneo [ver fichas específicas]. Otras especies singulares, cuya observación se restringe al ámbito de los bajos y las islas, son el pez ballesta Balistes capriscus [foto: DSC_0610], el burrito listado Parapristipoma octolineatum [foto] o el jurel dentón Pseudocaranx dentex [foto: _D712556], todas ellas más típicas de aguas meridionales pero cada vez más frecuentes en nuestra latitud.

Comunidad de Algas Esciáfilas Circalitorales (Coralígeno)

Descripción

La Comunidad de Algas Esciáfilas Circalitorales, denominada comúnmente como “coralígeno”, es una de las más complejas y ricas en especies de todo el Mediterráneo. El término coralígeno (del Francés coralligène) fue empleado por primera vez por Antoine Fortuné Marion en 1883 y su significado, literalmente "productor de coral", hace referencia a la gran cantidad de coral rojo que "producían" este tipo de fondos en su Marsella natal. En realidad, no existe entre los científicos un consenso real sobre cómo definir con precisión el hábitat coralígeno, sin embargo, dicho término hace referencia a un tipo de sustrato duro, de origen biogénico, que ha sido generado principalmente por la acumulación de algas calcáreas incrustantes en condiciones de baja intensidad lumínica; para que la comunidad coralígena se desarrolle, la cantidad de luz debe inferior al 5% del nivel de irradiancia superficial.

La comunidad coralígena comienza donde desaparecen las algas fotófilas y las fanerógamas marinas, y suele encontrarse, normalmente, más allá de los 30 m de profundidad (existiendo cierta variabilidad dependiendo de la transparencia del agua). De este modo, la comunidad coralígena es sólo asequible si utilizamos escafandra autónoma y, a menudo, se encuentra más allá del límite de la inmersión deportiva. Sin embargo, también es posible encontrar retazos de esta comunidad en zonas más someras si las condiciones locales facilitan una luz tenue, por ejemplo grietas, cuevas, paredes verticales, oquedades o extraplomos, aunque en este caso su presencia se verá muy limitada, ocupando tan solo pequeñas manchas de sustrato.

A la profundidad a la que suele aparecer la comunidad coralígena el hidrodinamismo se ha suavizado mucho respecto a zonas más someras, aunque pueden existir fuertes corrientes. En este ambiente, las aguas son constantemente frías y no se suelen exceder los 18-20 ºC (salvo excepcionales hundimientos de la termoclina a finales del verano).

La morfología y la estructura interna de los entramados coralígenos dependen en gran medida de la profundidad, la topografía y la naturaleza de las algas constructoras predominantes. Según el tipo de fondo sobre el que se asienta, pueden distinguirse dos tipos de morfologías principales, el coralígeno de roca y el coralígeno de plataforma. El coralígeno de roca, o tipo borde, se sitúa generalmente en la parte exterior de cuevas y en paredes verticales o subhorizontales con escasa sedimentación, en el horizonte inferior de la roca litoral. El grosor de las concreciones algales tipo borde es variable y oscila entre los 20-25 cm y los 2 m, siendo generalmente más anchas a medida que ganamos profundidad. El coralígeno de plataforma se forma generalmente sobre sustratos más o menos horizontales, blandos y de sedimentación más elevada. En concreto, se asienta sobre la agregación de restos calcáreos orgánicos e inorgánicos (grava, piedras...), aglutinados y cementados por algas y animales en la estructura coralígena en formación, dando origen a una estructura muy cavernosa (numerosos agujeros) que a menudo resulta en una morfología muy típica (se ha comparado con el queso Gruyère). Suele aparecer frente a promontorios costeros, siguiendo una línea paralela a la costa, y a menudo están rodeados de sustratos sedimentarios de rodolitos o maërl.

Coralígeno de roca y coralígeno de plataforma. Ejemplo tomado de Ballesteros 2006

Coralígeno de roca y coralígeno de plataforma. Ejemplo tomado de Ballesteros 2006

Vida asociada

El desarrollo de la comunidad coralígena depende del crecimiento de su principal componente, las algas calcáreas incrustantes. Entre ellas destacan las coralináceas Mesophyllum alternans, Lithophyllum frondosum y Neogoniolithon mamillosum [fotos], y las escuamariáceas del género Peyssonnelia [foto]. El crecimiento y la anastomosis continuada del esqueleto de estos organismos dará finalmente origen a una estructura organógena que llega alcanzar varios metros de espesor y que constituirá la base sobre la cual se asienten los demás organismos de la comunidad.

Sobre el sustrato organógeno base se asienta un estrato intermedio constituido por los denominados constructores secundarios. Estos organismos, principalmente invertebrados con esqueleto calcáreo, consolidan las concreciones. Entre ellos encontramos gran diversidad de formas de vidas: foraminíferos, esponjas, corales, poliquetos serpúlidos, moluscos y, especialmente, briozoos. Por encima de los constructores secundarios se encuentra el estrato más elevado y erecto, formado por grandes gorgonias y esponjas de aspecto arborescente, cuya abundancia (al igual que sucede con los constructores secundarios) vendrá determinada por la cantidad de aporte alimentario disponible, donde el hidrodinamismo juega un papel fundamental. Será en este "bosque" donde encuentre cobijo una amplia y diversa fauna vágil. Además, el crecimiento heterogéneo de las distintas algas genera pequeños canales, huecos e intersticios que dan a la concreción su forma antes mencionada de queso Gruyère, creando gran cantidad de microhábitats que permiten la instalación de diversos organismos y aumentan enormemente la biodiversidad de la comunidad. Por lo tanto, el hábitat coralígeno debe considerarse más como un paisaje submarino, o un rompecabezas comunitario, que como una comunidad única y homogénea.

Se cree que la diversidad de esta comunidad es la más elevada de las comunidades mediterráneas (título que disputa con la comunidad de Posidonia oceanica). En ella, se han identificado más de 300 especies de algas y más de 1300 de animales. Junto a las algas coralinas constructoras, aparecen otras muchas especies de algas acompañantes, entre las que destacan algunas clorofíceas (ej. Palmophyllum crassum, Flabellia petiolata o Halimeda tuna), muchas feofíceas (ej. Dictyota dichotoma, Dictyopteris polypodioides o Halopteris filicina) y gran cantidad de rodofíceas (ej. Peyssonnelia spp., Kallymenia spp., Halymenia spp. o Sphaerococcus coronopifolius). Cabe destacar que gran parte de las algas de esta comunidad son endémicas del mar Mediterráneo.

Prácticamente todos los grupos de animales marinos están representados en la comunidad coralígena mediterránea, siendo especialmente diversos los crustáceos (más de 200 especies), los poliquetos (casi 200 especies), los briozoos (más de 170), los moluscos (más de 140), las esponjas (unas 140), los peces (unas 110), los tunicados (más de 80) y los equinodermos (unas 50).

Algunas esponjas características son Axinella damicornis, Acanthella acuta, Agelas oroides, Cliona celata y Oscarella lobularis. Entre los cnidarios, son característicos los hidroideos (ej. Eudendrium racemosum y Aglaophenia spp.), el zoantario Parazoanthus axinellae, el alcionario Alcyonum acaule, las gorgonias Paramuricea clavata y Eunicella spp. [ver ficha específica], y los madreporarios (ej. ¿ Astroides calycularis ?, Dendrophyllia ramea [ver ficha específica], Caryophillia inornata [foto], Leptosammia pruvoti [foto] y Polycyathus muellerae [foto]). De especial interés por su rareza es la especie conocida como falso coral negro Savalia savaglia [ver ficha específica]. En el grupo de los equinodermos destaca la ofiura epífita Astrospartus mediterraneus [ver ficha específica].

En zonas resguardas de la presión antrópica, aún pueden encontrarse en la reserva marina algunos de los briozoos más raros y delicados, como el briozoo cornamenta de ciervo Smittina cervicornis [foto].

La fauna de peces de la comunidad coralígena incluye muchas especies que cubren un amplio rango batimétrico, como Epinephelus marginatus, Sciaena umbra [foto], Coris julis, Symphodus mediterraneus, Apogon imberbis o Chromis chromis. Sin embargo, hay ciertas especies que quedan restringidas a aguas más profundas. Entre ellas destaca principalmente el pez San Pedro Zeus faber [foto]. Además, existen otras especies que, aunque presentes también en aguas poco profundas, son más abundantes en los arrecifes coralígenos, como por ejemplo el serrano imperial Serranus atricauda [foto] o el pez tres colas Anthias anthias [foto].

Comunidad coralígena dominada por algas y animales. Ejemplo tomado de Ballesteros 2006

Comunidad coralígena dominada por algas y animales. Ejemplo tomado de Ballesteros 2006

Comunidad de Cuevas y Túneles Submarinos
Ilustración de la Comunidad de Cuevas y Túneles Submarinos. Autor: Alberto Molina

Ilustración de la Comunidad de Cuevas y Túneles Submarinos. Autor: Alberto Molina

Descripción

La Comunidad de Cuevas y Túneles Submarinos está presente a muy diversas profundidades, abarcando la totalidad del rango batimétrico que ocupa la comunidad de roca. Sin embargo, la mayoría de cuevas poseen condiciones muy similares entre sí, presentando una disminución gradual de la luz desde la entrada hacia el interior, donde raras veces se alcanza una completa oscuridad. El resto de factores ambientales condicionantes de la vida (por ejemplo, las corrientes o el alimento) serán variables, y dependerán de la forma y disposición concreta de la cueva misma, aunque será el flujo del agua el que tenga mayor pesa a la hora de condicionar la diversidad de vida que puedan llegar a albergar. En cualquier caso, y como resultado de la falta generalizada de luz, la comunidad de organismos que alberga este ambiente será parecida a aquella presente en los ambientes esciáfilos previos, especialmente a la comunidad coralígena. Dentro de la comunidad de cuevas se pueden diferenciar dos tipos de ambientes, el de semioscuridad (o penumbra) y el de total oscuridad.

Vida asociada

El ambiente de semioscuridad o penumbra se localiza en extraplomos, paredes verticales o subverticales, oquedades, grietas, o en la entrada misma de cuevas y túneles. En él aparecen algunas algas esciáfilas como Lithophyllum sp., Peyssonnelia spp., Tricleocarpa fragilis o Palmophyllum crassum. La diversidad de animales es elevada y pueden aparecer en grandes cantidades, recubriendo prácticamente la totalidad de las paredes y el techo. Entre ellos predominan principalmente los antozoos ( Leptosammia pruvoti, Parazoanthus axinellae, Cariophyllia inornata o Aiptasia mutabilis), las esponjas ( Agelas oroides, Spirastrella cunctatrix, Oscarella lobularis o Ircinia spp.), los briozoos ( Sertella septentrionalis o Adeonella calveti, entre muchos otros) y los tunicados ( Halocynthia papillosa o Pycnoclavella nana). Los animales móviles como moluscos, crustáceos y equinodermos también son abundantes, aunque la mayoría aparecen en otras comunidades esciáfilas. Un especie habitual en la reserva conocida de todo aquel que guste de inspeccionar grietas y pequeñas oquedades de la roca es la quisquilla de antenas largas Stenopus spinosus. Entre los peces que habitan asiduamente en esta comunidad destacan la brótola de roca Phycis phycis [foto], el tres colas A.anthias, el reyezuelo o salmonete real A.imberbis [foto: _D710502 y IMG_0041], el congrio Conger conger o el cabracho Scorpaena scrofa [foto: DSC_5917 o DSC_4271], mientras que otros como la corvina Sciaena umbra [ej. _D717129-2] sólo emplean las cuevas como guarida.

Las cuevas totalmente oscuras carecen de flora y tienen generalmente una fauna más pobre. Sin embargo, no se conoce con detalle su composición faunística ni los procesos ecológicos que aquí imperan, dada la dificultad material que supone su estudio. En este ambiente predominan las esponjas, por ejemplo Penares helleri, Verongia cavernicola, Petrosia ficiformis o Haliclona spp. Los animales suspensívoros como cnidarios y briozoos suelen ser de pequeña talla dada la escasez de alimento disponible.

Los Fondos Blandos

Arena fina

Autor/es: P.Templado / V.Orenes

[ A completar ]

Ilustración de los Fondos de Arena. Autor: Alberto Molina

Ilustración de los Fondos de Arena. Autor: Alberto Molina

Praderas submarinas

Autor/es: J.M.Ruíz

[ A completar ]

Ilustración de las Praderas de Fanerógamas Marinas. Autor: Alberto Molina

Ilustración de las Praderas de Fanerógamas Marinas. Autor: Alberto Molina

Piedras, Cantos, Guijarros y Gravilla

Autor/es: P.Templado / V.Orenes

[ A completar ]

Detrítico y “maërl”

Autor/es: P.Templado / V.Orenes

[ A completar ]

Cuadros temáticos

Gobernanza

Autor/es: J.García-Charton / M.Semitiel / P.Noguera / A.Canovas

[ A completar ]

Seguimiento científico / conservación

Autor/es: J.García-Charton

[ A completar ]

Cambios observados en las últimas décadas

Autor/es: P.Templado

La biodiversidad cambia continuamente de forma natural a diferentes escalas temporales, desde las geológicas a las estacionales, e incluso diarias (los que se hayan animado a hacer inmersiones nocturnas habrán comprobado las diferencias día/noche, ya que muchas de las especies sólo presentan actividad nocturna). Con independencia de ello, en épocas recientes se vienen sucediendo una serie de cambios en las comunidades marinas a un ritmo sin precedentes en épocas pasadas como consecuencia directa de los impactos de la actividad humana, o de manera indirecta derivados del denominado “cambio global”, que en el mar se puede descomponer en una doble vertiente: “cambio climático” y “acidificación”. Estos cambios traen aparejada una pérdida notable de biodiversidad (empobrecimiento de especies).

En cualquier caso, conviene diferenciar aquellos cambios que son consecuencia directa de la actividad humana (destrucción y degradación de los hábitats naturales, contaminación, sobreexplotación o introducción de especies foráneas, entre otros), del cambio global o de los que responden a ciclos biológicos naturales. La Reserva Marina de Cabo de Palos - Islas Hormigas es un espacio protegido y, por tanto, donde los impactos humanos se reducen al mínimo posible. Sin embargo, en el entorno de la reserva sí que se han hecho notar los impactos humanos, derivados principalmente del exceso urbanizador. Hacia el norte, la playa de Levante es sometida a continuas regeneraciones a base de rellenados de arena con aportes externos, lo que ha provocado notables alteraciones. Lo que antes era una playa natural ahora es un medio totalmente artificializado y muy empobrecido desde el punto de vista de su biodiversidad. La resuspensión de sedimentos ha provocado un aumento de la turbidez y un exceso de sedimentación en las praderas de Posidonia, que han perdido una buena parte de la biodiversidad que albergaban, sobre todo en su estrato de rizomas. Hace no muchos años, la arena que el mar depositaba en la zona de Las Amoladeras era lo que se denomina vulgarmente “arena conchífera” (es decir, con un alto porcentaje de restos de conchas y caparazones calcáreos). En una muestra de un par de kilos de esas arenas podían encontrarse más de un centenar de especies de micromoluscos, lo que era indicativo de la gran biodiversidad que habitaba los fondos próximos (praderas de posidonias y lajas rocosas, además de los fondos de arena originales). Ahora apenas se encuentran unas pocas especies en lo que el mar arroja a la playa.

Hacia la vertiente sur de la Reserva, el emisario de Cala Reona, constantemente roto y procedente de una depuradora sobresaturada, ha provocado una notable eutrofización de la zona y, por consiguiente, de la turbidez (las aguas, sobre todo la capa más superficial, es ahora “más verdosa” que antes). En consecuencia vienen proliferando las algas verdes de los géneros Enteromorpha o Chaetomorpha en la franja litoral, lo cual es indicativo de un aumento de la contaminación orgánica. Sin embargo, la zona todavía conserva un relativo buen estado y se mantiene el cinturón original de algas del género Cystoseira. Además, se nota la proximidad de la Reserva por el aumento notable de las poblaciones de muchas especies de peces.

Cambio climático

Los cambios derivados del calentamiento del mar se traducen en la llegada de especies más propias de aguas cálidas y la desaparición de las menos tolerantes de las altas temperaturas, fenómeno denominado “tropicalización”. Además, el aumento de la temperatura provoca el desplazamiento de muchas especies desde las aguas superficiales a niveles por debajo de la termoclina estival.

Hace un par décadas las paredes rocosas umbrías de aguas superficiales presentaban un gran colorido por la diversidad de animales sésiles filtradores que las recubrían, como muchas esponjas, el falso coral Myriopora truncata o la ascidia Halocynthia papillosa. Ahora muchas de estas especies han desaparecido de estas paredes someras y presentan un color predominantemente parduzco con proliferación de algas. Además, otras especies que antes eran muy frecuentes a poca profundidad, ya apenas se encuentran en niveles superficiales, como es el caso del erizo Sphaerechinus granularis, el gasterópodo Fasciolaria lignaria o el poliqueto Bonelia viridis [foto?]. Este último podía encontrarse incluso en las cubetas o charcas litorales y ahora sólo se observa a partir de cierta profundidad en enclaves umbríos. Por su lado, el gasterópodo mencionado es un depredador que era muy frecuente a poca profundidad alimentándose de los también gasterópodos del género Cerithium. Ahora ha desaparecido casi completamente, aunque en este caso no se sabe si es debido al cambio climático. Entre los peces, puede mencionarse el desplazamiento hacia aguas más profundas de la cabrilla ( Serranus cabrilla ), antaño muy frecuente en aguas superficiales.

Entre las especies que en fechas recientes han ido invadiendo el Mediterráneo a partir de las cotas norteafricanas y que se han localizado en la Reserva, destacan diversas especies de peces, como el “burrito listado” ( Parapristipoma octolineatum ) [foto: IMG_0012 (1)] , la “borriqueta” ( Plectorhinchus mediterraneus ), la “vieja” o “pez loro de Canarias” ( Sparisoma cretense ), o la “hurta” ( Pagrus auriga ), todos ellos con presencia bastante localizada y avistados de forma ocasional. Sin embargo, la “escórpora de Madeira” o “poyo” ( Scorpaena maderensis ) [foto] es ahora muy abundante en los fondos rocosos de la Reserva. Todas estas especies son, por ejemplo, muy comunes en el archipiélago canario. Otra especie, muy común en Canarias y que ha invadido el Mediterráneo es el “cangrejo araña” Percnon gibbesi [foto: IMG_0155], que se citó por primera vez en este mar en 1999 y ahora se considera especie invasora. Un caso similar es el de la “falsa lapa” Siphonaria pectinata, de origen africano, que ha ido penetrando en el Mediterráneo progresivamente. Antaño se veía muy esporádicamente en Cabo de Palos, pero ahora es una especie común, especialmente en las lajas rocosas cercanas al puerto.

Mortandades

En lo referente a los efectos nocivos del cambio climático sobre la biota marina, más que el progresivo y lento calentamiento del mar, los producen las olas de calor extremas, cada vez más frecuentes y que suelen ser las causantes de las mortandades de algunas especies o de la merma de sus poblaciones. Dichas olas de calor son cada vez más frecuentes. La más acusada tuvo lugar durante el verano de 2003, con temperaturas excesivamente altas y prolongadas en el tiempo, pero se han venido sucediendo con posterioridad en 2006, 2015 y en años recientes, aunque de una manera no tan acusada. Los efectos de estas olas de calor se han hecho notar sobre todo en la ribera norte del Mediterráneo y han provocado mortandades de algunas especies, principalmente de animales filtradores. Sin embargo, sus efectos no han sido tan acusados en Cabo de Palos, situado en el denominado sureste cálido, por lo que sus poblamientos ya de por sí presentan un carácter termófilo, es decir, adaptados a temperaturas relativamente altas.

[Mortandades masivas de gorgonias (2007 y 2018): E.singularis y P.clavata]

No obstante, sí se han observado en la Reserva mortandades de algunas especies en ciertos años, aunque sin una aparente relación directa con la olas de calor. Fue muy llamativa la mortandad masiva del bivalvo Spondylus gaederopus (falsa “ostra roja”) durante los veranos de 1981 y 1982. Dicha mortandad afectó a todo el Mediterráneo y este bivalvo pasó de ser una especie muy común en las paredes rocosas de Cabo de Palos a ser una especie rara, aunque sus poblaciones se han ido recuperando lentamente. Posteriormente, en 2005 se produjo otro episodio de mortandad, no tan nocivo al acaecido en los años ochenta, que en esta ocasión afectó también a otros bivalvos ( Arca noae y Barbatia barbata ). Esta mortandad se atribuye a algún agente patógeno todavía sin precisar y se hace muy aparente en el caso del Spondylus, pues al morir se desprende su valva superior mientras que la inferior permanece en las paredes rocosas destacando su intenso color blanco [foto: IMG_0300]. En los últimos años también vienen detectándose mortandad de algunas esponjas córneas, sobre todo de los géneros Ircinia y Sarcotragus. En este caso la mortandad no es generalizada y se atribuye a una bacteria y a condiciones de altas temperaturas.

Pero el caso más llamativo y dramático ha sido la muerte masiva de la nacra Pinna nobilis [foto]. El evento de mortandad comenzó a finales de 2016 y ya en primavera de 2017 la mayor parte de los ejemplares murieron en las costas de Baleares y del Levante español, incluidas las presentes en las praderas de Posidonia de Cabo de Palos. En la actualidad la mortandad de este gran bivalvo, emblemático del Mediterráneo, se ha extendido a toda la cuenca de este mar, persistiendo sólo algunas poblaciones de ambientes lagunares. El principal agente causante se identificó como un protozoo ( Haplosporidium pinnae ) al que se unen otros patógenos. Lo curioso es que esta mortandad no afecta a la nacra de roca Pinna rudis [foto], presente en los fondos de la Reserva, a pesar de ser “un pariente muy cercano”. Todo parece indicar que los diversos patógenos que originan las mortandades son comunes en el Mediterráneo, pero solo adquieren virulencia en condiciones de estrés fisiológico de los organismos afectados, en ocasiones provocado por las temperaturas anormalmente altas.

Algunos años también vienen observándose mortandades de los erizos comunes Paracentrotus lividus y Arbacia lixula en los fondos someros de Cabo de Palos. En este caso parece tratarse de un fenómeno cíclico de carácter natural que forma parte de la propia dinámica de las poblaciones. Estos erizos son los principales consumidores de algas en los fondos fotófilos. Sus poblaciones van aumentando a la vez que la cobertura de algas va disminuyendo. Llega un momento en que hay demasiados erizos, cuya densidad provoca escasez de algas (“blanquizales”), por lo que se debilitan por escasez de alimento y se hacen más susceptibles a las infecciones por acción de los patógenos. El caso anterior puede ilustrar los pulsos que experimentan ciertas comunidades, con ciclos de expasión/regresión de determinadas especies. Después de prolongados períodos de crecimiento constante de las poblaciones de algunas especies, éstas pueden experimentar eventos de mortalidad masiva, a los que siguen episodios de alto reclutamiento (incorporación de nuevos ejemplares a las poblaciones procedentes del asentamiento de las larvas planctónicas) y su recuperación progresiva. Estos ciclos regulan la dinámica y estructura de las poblaciones y contribuyen a su renovación. Además, permiten un mosaico de etapas sucesivas en el tiempo que favorecen la diversidad. Es por todo ello que son muy necesarios los estudios a largo plazo para diferenciar si lo que estamos observando en un momento dado es debido a algún impacto directo o si simplemente estamos ante uno de los estados de sucesión propio de la comunidad.

Un caso curioso que puede achacarse a un ciclo natural es el de la gran expansión del alga verde Caulerpa prolifera en los fondos de Cabo de Palos a finales del pasado siglo y en los primeros años de este, sobre todo en zonas someras, llegando instalarse también sobre los rizomas de Posidonia. Sobre esta alga podían encontrarse tres especies de gasterópodos muy especializados en alimentarse de ella: Ascobulla fragilis, Lobiger serradifalci y Oxynoe olivácea [foto]. Sin embargo, con posterioridad el alga ha ido desapareciendo de muchas zonas, así como dos de las especies de gasterópodos que la acompañaban. En la actualidad sólo se ha podido observar a la última de ellas en los pocos rodales de esta Caulerpa que van quedando.

Mención aparte merecen especies de ciclo de vida anual que pueden aparecer solo algunos años dependiendo de que lleguen corrientes con larvas o propágulos. Es el caso, por ejemplo, de las algas laminariales atlánticas Phyllariopsis brevipes y P. purpurascens, solo observadas en los fondos de la Reserva en determinados años.

Plagas de medusas

Otro de los efectos que suele achacarse al cambio global son las proliferaciones de medusas y mucílagos. Dichas proliferaciones se conocen desde antiguo en el Mediterráneo y se producían esporádicamente. Sin embargo, de un tiempo a esta parte suceden con mucha más frecuencia, sobre todo en el caso de las medusas. Aunque las causas no se conocen con certeza (posiblemente se deban a todo un conjunto de factores), coinciden en el tiempo con el comienzo de los efectos del cambio climático.

Son tres las especies de medusas que han proliferado: Pelagia noctiluca, Rhizostoma pulmo y Cotylorhiza tuberculata [fotos?]. De ellas, la primera causa verdaderos problemas a los bañistas por poseer células en sus tentáculos altamente urticantes (cnidocistos). Las fluctuaciones de esta especie son bien conocidas en el Mediterráneo desde épocas pasadas, con picos de abundancia que solían ocurrir cada 10-12 años, principalmente en los meses de primavera y verano. Sin embargo, hoy en día son cada vez más frecuentes plagas de ésta y de las otras especies de medusas mencionadas, que ocurren en cualquier época del año.

Las evidencias sugieren que un conjunto de actividades humanas actuando sinérgicamente están provocando un cambio en la estructura y redes tróficas de los ecosistemas pelágicos en detrimento de ciertas poblaciones de peces y favoreciendo el plancton gelatinoso (formado mayoritariamente por medusas, ctenóforos y tunicados planctónicos). La sobrepesca, el aumento de nutrientes, la disipación de las barreras de salinidad que suponían la desembocadura de los ríos y el cambio climático parecen desempeñar influir en aumento de medusas, especialmente en las zonas costeras.

Por otra parte, estudios recientes sugieren que la lenta acidificación del agua marina, aunque de momento no sea muy acusada, está alterando del ciclos biogeoquímicos del carbono y del silíceo con un impacto negativo en el proceso de calcificación de las estructuras esqueléticas del plancton (y también de los organismos bentónicos como corales o algas calcáreas). El caso es que están disminuyendo la diatomeas (principales productores primarios del plancton) y aumentando los flagelados y otros componentes del plancton no silíceo. Las diatomeas son el principal alimento de los copépodos, principal presa de peces planctívoros (anchoas, sardinas, jureles), que son, a su vez, devorados por peces pelágicos más grandes. Sin embargo, las medusas tienen una amplia gama de presas, incluidos los flagelados. Por lo tanto, la redes tróficas pelágicas se están modificando y simplificando a favor del plancton gelatinoso. A su vez, las medusas incluyen en su alimento los huevos pelágicos de los peces.

Por otro lado, las medusas son especies oportunistas cuyas características biológicas les permiten sobrevivir en ambientes marinos perturbados, como dieta amplia, tasas de crecimiento rápidas, la capacidad de fragmentarse y regenerarse y la capacidad para tolerar la contaminación y condiciones de hipoxia. En definitiva, por todo lo anterior, la tendencia es “más medusas y menos peces”.

Mucílagos

La producción de agregados mucilaginosos es un fenómeno conocido en el Mediterráneo, principalmente en el Adriático. Se producen cuando hay una proliferación excesiva de determinados organismos fitoplanctónicos. Dichos organismos producen una serie de exudados, que junto con la descomposición de sus paredes celulares tras su muerte, dan lugar a agregaciones mucosas en la columna de agua que acaban depositándose en el fondo. Normalmente suelen deshacerse al poco tiempo por acción del hidrodinamismo, pero en condiciones de calmas prolongadas pueden permanecer más tiempo colapsando las comunidades bentónicas, sobre todo, a las especies filtradoras. También colapsan las redes de los pescadores, que denominan a estas proliferaciones “moco” o “lipón”.

La proliferación de mucílagos es un fenómeno bien documentado en el Mediterráneo y que se produce de manera esporádica y recurrente. Sin embargo, su frecuencia ha aumentado en las últimas décadas, extendiéndose a la mayoría de las regiones de la cuenca mediterránea. Normalmente este fenómeno se ha asociado a al aporte de nutrientes, alta irradiancia, anomalías de temperatura y estabilidad de la columna de agua. No obstante, los mucílagos no están necesariamente asociados a condiciones eutróficas, ya que se han observado estas proliferaciones en zonas de aguas muy limpias alejadas de la costa, como las islas Columbretes. Lo cierto es que, aunque las apariciones de mucílagos fueron frecuentes en nuestras costas durante la primera década del presente siglo, sus proliferaciones han remitido y no se han observado en los últimos años. Por ello, no está claro que estos eventos estén provocados por el cambio climático, sino más bien por periodos de calmas prologadas unido a otros factores.

Un fenómeno singular observado en las aguas de Cabo de Palos en el verano de 2017 fue el provocado por un “bloom” de cianofíceas planctónicas del género Trychodesmium cuyo resultado fue la aparición de extensas manchas de color blanquecino que acabaron invadiendo parte de la costa. Algo similar no se recordaba en la zona y fue en principio atribuido a vertidos contaminantes de procedencia incierta. Sin embargo, se trataba de un fenómeno natural que ocurre ocasionalmente en zonas tropicales y subtropicales, pero que en el Mediterráneo sólo había sido señalado en el golfo de Gabés (Túnez). Se dio la circunstancia de que en las islas Canarias, ese mismo verano de 2017, se produjo un enorme “Bloom” de Trychodesmium, que invadió playas y causó cierta alarma social.

Estas cianobacterias se agrupan en filamentos que, a su vez, pueden agregarse en densas colonias en la columna de agua y, tras su muerte y descomposición, sus restos se acumulan en la superficie formando esas áreas blanquecinas. Parece ser que los “blooms” de Trychodesmium están relacionados con elevadas temperaturas, calmas y deposición de aerosoles atmosféricos, como el polvo del desierto, que produce una fertilización natural con óxidos de hierro. Aunque se trató de un evento aislado que se disipó rápidamente y no causó daños, sí puede ser una advertencia más de que estamos expuestos a situaciones nuevas e imprevistas derivadas del cambio global junto a otros factores de tipo azaroso.

Aumento de temporales extremos

Otro aspecto derivado del cambio climático es el aumento de la frecuencia de los temporales anormalmente fuertes. A nivel global, se estima que su frecuencia se ha incrementado un 6% por década. En el Mediterráneo los temporales muy severos ocurrían cada 20-30 años, pero en nuestras costas su frecuencia ha aumentado considerablemente desde comienzos de siglo.

Estos fuertes temporales provocan la muerte de muchos organismos, sobre todo en las aguas más superficiales, por ser arrastrados a las playas o roquedos y también por el movimiento de bloques o debido al enterramiento por el desplazamiento de sedimentos. También, muchas colonias de algunos animales bioconstuctores, como los arrecifes de vermétidos o el de coral Cladocora caespitosa, pueden ser arrancadas del sustrato.

Especies introducidas (¿invasoras?)

Los sistemas biológicos no son ajenos al fenómeno de la globalización y el transporte de especies de unas áreas geográficas a otras por parte del hombre, aunque sucede desde muy antiguo, ha alcanzado una dimensión alarmante en las últimas décadas. De hecho, se atribuye a la proliferación y propagación de especies foráneas (fenómeno denominado “invasión biológica”) una de las causas de la actual crisis de la biodiversidad.

Para referirse a las especies introducidas por acción humana fuera de su área de origen, de forma intencionada o no, se han utilizado diversos términos que pueden considerarse equivalentes: “alóctonas”, “exóticas”, “foráneas”, “introducidas” o “no nativas”. Buena parte de las especies que son introducidas fuera de su área de distribución original mueren en su destino por no encontrar las condiciones adecuadas, o no ser capaces de reproducirse y formar poblaciones. Su presencia es entonces causal y efímera. Otras especies, tras su introducción, logran sobrevivir, reproducirse e integrarse en la comunidad receptora; son las que se denominan “establecidas”. A algunas de estas especies, sobre todo vegetales, establecidas tiempo atrás y que ya se consideran parte integrantes de la flora de las áreas donde fueron introducidas, se les aplica la denominación de “naturalizadas”. Por último, algunas de las especies establecidas pueden prosperar de forma desmesurada, desplazando a las autóctonas y adquiriendo un carácter dominante, lo que provoca alteraciones en el medio receptor. A estas últimas es a las que se denomina especies invasoras, que no deben confundirse con las meramente introducidas. De hecho, algunas especies autóctonas también pueden considerarse invasoras cuando se dispara su abundancia por alteraciones en el medio.

En el medio marino las especies introducidas más exitosas son las algas, que en muchos casos llegan a alcanzar el carácter invasor. En las costas de Cabo de Palos la única especie introducida que puede considerarse invasora es el alga Caulerpa cylindracea. En los fondos de la Reserva comenzó a observarse a partir de 2005 en forma de pequeñas manchas aisladas, pero posteriormente se fue expandiendo por distintos tipos de fondo y en un amplio rango batimétrico. No obstante, en los últimos años parece haberse estabilizado su expansión e incluso parece estar en regresión en algunas zonas. Hay que tener en cuenta que también las especies invasoras pueden experimentar sus ciclos y que el proceso invasor presenta una serie de etapas, no siempre en la dirección de su expansión, por lo que es preciso analizarlo bajo una perspectiva temporal amplia.

Otras algas con potencial invasor son las rodofíceas filamentosas Lophocladia lallermandi y Womersleyella setacea que pueden instalarse y proliferar en diversos tipos de fondo hasta unos 30 m de profundidad. Se introdujeron en el Mediterráneo a principios de siglo y se han extendido rápidamente ocasionando perturbaciones importantes en las islas Baleares y en algunas áreas del litoral peninsular español. En los fondos de la Reserva también se han observado, pero de momento no de forma alarmante, aunque es preciso realizar un seguimiento. Otra alga procedente del Pacífico noroccidental, Rugulopterix okamurae, ha invadido en fechas muy recientes las costas del Estrecho de Gibraltar de una forma extraordinariamente masiva, provocando importantes daños, y se ha expandido por todo el mar de Alborán pero afortunadamente no ha llegado a las costas murcianas. En cualquier caso se desconoce como puede ser su evolución futura.

Otras algas foráneas presentes en los fondos de la Reserva son las rodofíceas del género Asparagopsis, principalmente A. taxiformis. Ambas proceden de Australia, pero ya a principios del siglo pasado se expandieron por distintas regiones marinas del globo y hoy día se consideran cosmopolitas. Dada la antigüedad de la llegada de estas algas ya casi se consideran naturalizadas y forman parte de las comunidades fotófilas sin haber alcanzado carácter invasor.

Entre las especies animales introducidas se han detectado recientemente en aguas de la reserva dos gasterópodos “opistobranquios”, Bursatella leachi [foto] y Lamprohaminoea ovalis [foto], de presencia estacional. Ambas son originarias del Indo-Pacífico y parecen haberse introducido en el Mediterráneo a través del canal de Suez, habiéndose extendiendo progresivamente hacia el oeste alcanzando nuestras costas. La primera de ellas es hoy día una especie circumtropical y se especula con que los ejemplares del sudeste ibérico procedan de poblaciones atlánticas y de una expansión a través del estrecho de Gibraltar. Sin embargo, la secuencia de citas de la especie en el Mediterráneo sigue la dirección este-oeste.

Un caso aparte merece el coral denominado Oculina patagonica [foto], tradicionalmente considerado invasor en el Mediterráneo, tal y como sigue considerándose en las listas de especie introducidas en este mar. Sin embargo, este coral, descrito originalmente como fósil cuaternario en La Patagonia, no se ha observado nunca vivo en aquella zona, por lo que su transporte en el casco de los barcos, como se ha especulado, es impensable. Estudios genéticos recientes parecen indicar que se trata de una especie distinta originaria de las costas occidentales de África que ha extendido su distribución al Mediterráneo. Se trata de una especie en constante expansión en este mar posiblemente favorecida por el calentamiento del agua. En las islas Hormigas ya fue observada en los años ochenta del pasado siglo y en la actualidad está muy extendida por todos los fondos rocosos someros de Cabo de Palos. Principalmente suele instalarse en las superficies que previamente han sido “limpiadas” de algas por los erizos. Como resumen de los anterior puede decirse que, a pesar de que el Mediterráneo es un mar con un elevado número de especies introducidas e invasoras, sólo un número muy reducido de ellas (las mencionadas en las líneas precedentes) se han detectado en aguas de la Reserva. Diversos estudios han demostrado que aquellas zonas bien conservadas, que albergan una alta diversidad de especies y unas comunidades bien estructuradas son más resistentes a la recepción de especies foráneas. Este parece ser el caso de la Reserva Marina de Cabo de Palos – Islas Hormigas.

El buceo

Autor/es: J.Ferrer / V.Orenes / J.García-Charton

El cabo, las islas y los bajos

El litoral sumergido de la RM-CP difiere en sus distintas partes en función de la sucesión de zonas que encontramos una vez nos sumergimos por debajo de la superficie. Los fondos sumergidos del cabo, las islas y los bajos poseen características propias si atendemos a la tipología de fondos que aparecen a medida que ganamos profundidad:

El cabo

El litoral sumergido del cabo de Palos se puede dividir en 2 tipos:

  • Tipo 1: Situado principalmente en la cara noroeste y suroeste del cabo. Aquí, el acantilado rocoso emergido continua por debajo de la superficie hasta profundidades variables según la zona pero que oscilan entre los 0,5 y los 10 m de profundidad, pudiendo ser más o menos vertical. Seguidamente, encontramos una franja no muy ancha de cantos rodados y bloques rocosos postrados al pie del acantilado. En último lugar apareceran los fondos blandos, que pueden presentar o no praderas de fanerógamas y que van ganando profundidad de forma progresiva.

  • Tipo 2: Situado principalmente en la cara noreste y sureste del cabo. En esta zona, el acantilado rocoso se extiende hasta mayores profundidades, comprendidas entre los 12 y los 20 m. Su configuración es a base de paredes verticales más o menos escalonadas y acúmulos de bloques rocosos. Tras ello, se extiende un fondo blando, con o sin fanerógamas marinas, caracterizado por una marcada pendiente.

Las islas

En las islas, el acantilado rocoso se extiende hasta profundidades comprendidas entre los 30 y 40 m. Su configuración difiere a la encontrada en el cabo, y consta de paredes verticales más o menos escalonadas y acúmulos de bloques rocosos, tras los cuales dan comienzo fondos blandos carentes de fanerógamas marinas.

Los bajos

En los bajos, el hábitat rocoso no comienza en superficie, si no que lo hace a profundidades variables que oscilan entre xx m, en los bajos más someros, hasta los xx m, en los más profundos. Su configuración es prácticamente idéntica al perfil presente en las islas, paredes verticales más o menos escalonadas y acúmulos de bloques rocosos, continuados por fondos blandos carentes de fanerógamas marinas, a excepción de los bajos más cercanos a costa (bajos de Piles, la Testa y la Morra), conectados en su parte más profunda con praderas de P. oceanica.

Esquema de la sucesión de zonas que encontramos en el cabo, las islas y los bajos. Ejemplo tomado de Gil & Ros 1985

Esquema de la sucesión de zonas que encontramos en el cabo, las islas y los bajos. Ejemplo tomado de Gil & Ros 1985

[ A completar ]

Especies y asociaciones "invisibles"

(La biodiversidad invisible)

Autor/es: P.Templado

La biodiversidad está compuesta mayoritariamente por multitud de especies muy pequeñas, inconspicuas, que casi nadie ve y nadie conoce, menos unos pocos expertos. Constituyen lo que podríamos denominar el componente olvidado o ignorado de la biodiversidad. La mayor parte de los estudios ecológicos se centran en las especies más comunes, emblemáticas o las llamadas “especies clave”, aquellas que sostienen las principales funciones en las comunidades biológicas. Asimismo, la conservación de la biodiversidad se centra principalmente en unas pocas especies carismáticas y amenazadas (generalmente vertebrados o invertebrados grandes y conspicuos, como corales, gorgonias o esponjas) e ignora lo que representa la mayor parte de la biodiversidad, todo ese conjunto de pequeñas especies más o menos raras. Sin embargo, se ha demostrado que esta “biodiversidad invisible” también desempeña un importante papel en el sostenimiento de las complicadas redes tróficas y que cuanto mayor es el número de especies presentes en una comunidad, mayor será su resistencia frente a impactos o cambios ambientales. Por poner un símil futbolístico, estas especies, a veces consideradas sobrantes o redundantes, constituyen un amplio y variado “banquillo de suplentes” que podrá cubrir cualquier baja en la plantilla. Además, una posible especie introducida encontrará más dificultades en hacerse sitio en una comunidad donde ya todos los nichos están ocupados y mucho más difícilmente podrá hacerse invasora. Sin embargo, una comunidad pobre en especies es “campo abonado” para que las especies foráneas puedan instalarse y prosperar. En definitiva, todo el elenco de especies pequeñas y raras puede ser crucial como reservorio de diversidad para la posible composición futura de una comunidad después de los cambios en las condiciones ambientales a las que están sometidas. Además, cada especie representa un genoma único, una historia evolutiva singular labrada durante millones de años de selección natural, esconde respuestas a muchas preguntas y tiene mucho que enseñarnos.

Los buceadores fijamos principalmente nuestra atención en paisajes submarinos atractivos y en las especies grandes y conspicuas (peces, corales, gorgonias, …), pero si nos entretenemos en observar y fijarnos en todo lo pequeño que esconden los fondos, descubriremos un mundo apasionante, con nuevos hallazgos diarios y un estímulo adicional para nuevas inmersiones.

Afortunadamente, la Reserva de Cabo de Palos – Islas Hormigas cuenta con una impresionante biodiversidad. Conocemos muy bien la abundancia de peces, pero sus fondos albergan una enorme riqueza de especies de invertebrados que invita a descubrir.

Es imposible en estas líneas tratar de ofrecer una visión amplia y detallada de estos pequeños tesoros; solo utilizaremos como ejemplo a los denominados vulgarmente como “babosas de mar” (“nudibranquios” o moluscos gasterópodos sin concha), por su diversidad de formas colores y adaptaciones, y también algunos ejemplos de especies que viven íntimamente ligadas a otros organismos, como prueba de las múltiples relaciones que existen entre especies. Las especies no son entes aislados; de cada una dependen otras muchas y, a su vez, cada una depende de otras tantas.

Los “opistobranquios” son un grupo muy diverso de gasterópodos que han evolucionado hacia la pérdida de la concha y buena parte de ellos la han perdido totalmente en la fase adulta (los conocidos como “nudibranquios”). Al reducir o carecer de concha, sustituyen este elemento de protección frente a depredadores por otros sistemas de defensa. Algunas especies han optado por pasar inadvertidas sobre los sustratos en los que viven, fenómeno denominado “cripsis”. Como ejemplos de ello pueden citarse a Bosellia mimetica, que vive sobre el alga Halimeda tuna y es casi imposible distinguirla a simple vista, Petalifera petalifera [foto], que deambula sobre las hojas de Posidonia, Lobiger serradifalci, sobre hojas de Caulerpa prolifera, Tritonia nilsodhneri [foto], que vive y se alimenta de gorgonias, Platydoris argo, que se confunde con las esponjas de color anaranjado de las paredes umbrías donde vive o, Aegires palensis entre los detritos que se acumulan en el fondo. Como curiosidad, cabe resaltar que esta última especie fue descubierta y descrita en base a un ejemplar encontrado en el Bajo de Dentro (su “localidad tipo”) y su nombre hace alusión a Cabo de Palos.

Otras especies de nudibranquios, por el contrario, han desarrollado sustancias químicas defensivas y exhiben coloraciones muy llamativas de “advertencia” frente a depredadores (como diciendo: “cuidado que soy tóxica o tengo mal sabor”). Son las que se denominan “coloraciones aposemáticas”. Algunas de estas especies son, por ello, muy llamativas y nos llaman la atención durante las inmersiones. Además, estas especies tienen una gran especificidad alimentaria y cada una de ellas suele alimentarse de solo un “organismo presa”. Así, por ejemplo, las especies Flabellina affinis [foto] y Cratena peregrina [foto: ] destacan en las paredes umbrías sobre el hidroideo Eudendrium racemosum, o Luisella babai [foto] y Nemesignis banyulensis [foto] a mayor profundidad, sobre otros hidroideos. Estas especies pueden incluso retener intactas las células urticantes del cnidario que comen, incorporarlas en sus prolongaciones corporales (“ceratas”) y utilizarlas en su defensa. También en paredes umbrías destaca Thuridilla hopei [foto], que se alimenta del alga Derbesia tenuissima, y algunas de las especies que alcanzan mayor tamaño (hasta 15 cm) y se alimentan de esponjas, como Peltodoris atromaculata (la “vaquita suiza”), sobre Petrosia ficiformis, o Felimare picta [foto], sobre Dysidea fragilis o Pleraplysilla spinifera.

Además, observando con detalle los rincones de nuestros fondos marinos, podemos encontrar toda otra serie de especies llamativas de pequeño tamaño, como Doto floridicola [foto], que se alimenta de hidroideos del género Aglaophenia, Flabellina cavolini [foto], sobre los del género Halecium, Trapania lineata [foto] y T. maculata, que se alimentan de los endoproctos que viven sobre la esponja Sarcotragus spinosulus, Felimare orsinii sobre la esponja Cacospongia mollior, o especies cuyo alimento no ha sido determinado, como Facelina rubrovitatta [foto], Placida cremoniana [foto], Eubranchus capellinii [foto], o Trinchesia ocellata [foto], entre otras muchas.

En lo que se refiere a las estrechas asociaciones entre especies, aparte de los nudibranquios, podemos mencionar a los diminutos gasterópodos de la familia Eulimidae, que viven ectoparásitos sobre diversas especies equinodermos, también con una acusada especificidad. Así, Vitreolina philippi parasita al erizo Paracentrotus lividus, Parvioris ibizencus a la estrella de mar Echinaster sepositus, Curveulima dautzenbergi y Crinophtheiros comatulicola al crinoideo Antedon mediterranea o las especies del género Melanella, que se encuentran sobre holoturias. Otros pequeños gasterópodos de la familia Pyramidellidae parasitan a poliquetos tubícolas o bivalvos, en este caso con una mayor versatilidad en cuanto a sus hospedadores. Se trata de un grupo muy diversificado del que se han encontrado en la Reserva cerca de 30 especies.

Otros gasterópodos se alimentan específicamente de las anémonas y viven semientrrados en el sedimento, como Coralliophila meyendroffi, Gyroscala commutata y Opalia cranata. Por otro lado, las anémonas son usadas como refugio por algunos crustáceos, como la quisquilla Periclimenes amethysteus [foto], el “cangrejo araña” Inachus phalangeum o el góbido Gobius bucchichii.

Asimismo, sobre las gorgonias pueden encontrarse una serie de especies muy adaptadas a vivir y alimentarse sobre ellas. Por ejemplo, los nudibranquios Tritonia nilsodhneri, antes mencionado, o Marionnia blainvillea, el gasterópodo Simnia spelta [foto] o la pequeña quisquilla Balssia gasti, que adapta su color a la gorgonia sobre la que vive, blanco [foto] si es sobre Eunicella singularis, o amarillo anaranjado [foto] sobre Leptogorgia sarmentosa. También es muy frecuente fijado a las gorgonias el bivalvo Pteria hirundo y en la base suele encontrarse el gasterópodo Coralliophila brevis.

Es muy conocida también la adaptación de los actiniarios Adamsia palliata y Calliactis parasitica para vivir sobre las conchas de grandes cangrejos ermitaños, como Dardanus arrosor o Pagurus prideaux. Este tipo de asociación en el que ambas especies obtiene beneficio se denomina “comensalismo”. Ejemplo de ello son también la asociación del raro foronídeo Phoronis australis que vive adherido al tubo coriáceo del cnidario Cerianthus membranaceus, el pequeño camarón Pontonia pinnophylax, que habita en el interior de las valvas de las nacras ( Pinna nobilis y P. rudis ), o la quisquilla limpiadora Stenopus spinosus ejerciendo tal labor en la boca de las morenas [foto].

Son solo algunos ejemplos de los muchos que podemos descubrir si nos entretenemos en observar el mundo de los pequeños seres que pueblan los fondos marinos. Nos sorprenderemos, por ejemplo, al observar que debajo de los erizos, en las oquedades donde se refugian, encuentran su hábitat algunas pequeñas especies, como el gasterópodo Gibbula drepanensis.

No estaría de más abordar un inventario lo más completo posible de la biodiversidad de los fondos que pueblan las aguas y los fondos de la Reserva, pero para ello haría falta la participación de un buen número de taxónomos expertos en diversos grupos. Cualquier muestra de diferentes tipos de sustratos alberga muy numerosas especies de pequeños animales, principalmente crustáceos (anfípodos y pequeños cangrejos), poliquetos y moluscos. Pero un método relativamente rápido para estimar la biodiversidad de una zona es el estudio de las conchas de micromoluscos que se acumulan entre los restos orgánicos que se depositan al pie de paredes rocosas. En solo siete muestras de un kilogramo de estos sedimentos recogidas a diferentes profundidades en los fondos de la Reserva se identificaron 266 especies de microgasterópodos. Sirva de botón de muestra de la enorme diversidad de lo pequeño que esconde los fondos de la Reserva Marina de Cabo de Palos – Islas Hormigas.

Pecios y vida en pecios

Autor/es: J.Ferrer / V.Orenes

[ A completar ]

Vida nocturna

Autor/es: J.Ferrer / V.Orenes

[ A completar ]

El futuro de la reserva

Autor/es: J.García-Charton

[ A completar ]