Introducción

A lo largo de la historia se han desarrollado diversas pandemias, como peste, viruela, cólera, gripe española, que en su respectiva época causaron un gran número de muertes humanas (1). Por ejemplo la peste redujo la población europea, con una tasa de mortalidad estimada en un 50% durante 6 meses. Por su parte la gripe española considerada por muchos la madre de todas las pandemias, se desarrolló entre los años 1918-1919 provocando un aproximado de 50 a 100 millones de muertes (2). Las pandemias se caracterizan por tener una propagación mundial, un número excesivo de muertes y alterar la situación económica de los países afectados, como se ha observado en la pandemia actual por COVID-19(3). A través de la historia que se han extendido por líneas comerciales y de comunicación y algunas de ellas se propagan en oleadas como se observó en la gripe española siendo la segunda la más severa y destructiva. Y aunque se esperaba la primera pandemia del siglo XXI, esta finalmente no fue por influenza sino por coronavirus (3). En la pandemia actual los primeros casos de neumonía atípica de etiología desconocida fueron descritos en la Ciudad de Wuhan China con 77 casos en diciembre de 2019, en ese entonces sin defunciones. Para el 7 de enero de 2020 se identificó por las autoridades de sanidad en China un nuevo Coronavirus (2019-nCoV) como posible etiología. Previamente en el siglo pasado ya se habían identificado dos nuevos tipos de coronavirus SARS-CoV y MERS-CoV como causantes de síndrome respiratorio severo (4). En México se tomaron medidas desde enero de 2020 con la publicación del primer boletín epidemiológico, alertando sobre los nuevos casos de neumonía atípica, dando recomendaciones precautorias en caso de realizar un viaje (4). Para el 30 de enero la OMS declaro una epidemia por COVID 19 y el 11 de marzo de 2020 se declaró como pandemia (5).

El cuadro clínico de los casos se presentaba con fiebre, en algunos pacientes disnea y cambios neumónicos en las radiografías de tórax (lesiones infiltrativas de pulmón). En un estudio desarrollado en el Hospital de Jinjintan, donde se aprecian los factores de riesgo, 99 personas que son positivas a COVID-19 por RT-PCR, durante los primeros 20 días del mes de enero de 2020. Pocos de ellos con el virus desarrollaron neumonía severa, síndrome respiratorio agudo severo o falla multiorgánica que los llevó a fallecer. Fueron más hombres que mujeres, la edad promedio fue de 55-5 años. 50 pacientes tenían enfermedades crónicas, incluyendo enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, endocrinológicas, gastrointestinales, respiratorias, tumores malignos y del sistema nervioso. Con base en lo anterior ya se empezaban a visualizar los factores de riesgo para enfermedad grave, los Chinos estaban lanzando un mensaje al mundo y no causaba mayor importancia hasta ese momento a los demás continentes, entre ellos el Europeo, quienes tendrían el 21 de febrero el primer brote en el norte de Italia que cerraría comunidades y que diera paso a defunciones por COVID-19 (6).

Todos los pacientes fueron tratados en aislamiento, 76% recibió tratamiento antiviral (Oseltamivir, ganciclovir, lopinavir, ritonavir) con una duración de 3 a 14 días. La mayoría de los pacientes recibieron antibioterapia, 25% con monoterapia, 45% con terapia combinada cuando una infección bacteriana secundaria ocurría; los antibióticos usados fueron: cefalosporinas, quinolonas, carbapenemas; su duración fue de 3 a 17 días. 13 pacientes requirieron asistencia respiratoria mecánica no invasiva y 4 asistencia respiratoria mecánica invasiva. Al final de enero del 2020 fallecieron 11 pacientes, 31 se dieron de alta y los restantes seguían en el hospital. En cuanto a las muertes se observó linfopenia, neumonía severa bilateral, mayores de 60 años, hipertensión, fumadores. Se observó que las personas más propensas de contraerlo fueron hombres mayores con comorbilidades. Existe una escala que contiene seis secciones para predecir la mortalidad del 2019-nCov, la MuLBSTA: infiltración multilobular, linfopenia, infección co-bacteriana, fumar, hipertensión y la edad (6). Pero los factores de riesgo no fueron sólo los antes descritos, el miedo a las consecuencias, el aburrimiento, soledad, insomnio, depresión, ansiedad, frustración y enojo apareció durante la pandemia. Ha sido claro que los profesionales de la salud son vulnerables al SARS-CoV-2 y el temor de contagiar a sus familiares (7).

Los brotes del nuevo SARS-CoV-2 han creado grandes desafíos para los laboratorios de los hospitales que día a día deben evaluar miles de muestras, lo que ha obligado a establecer el proceso de análisis de las muestras en los laboratorios y ha generado en el corto tiempo la necesidad de capacitar al personal, teniendo en cuenta todas las medidas de bioseguridad, incluyendo el uso de los equipos de protección personal (8). Es importante destacar que los fallecimientos que se han presentado a consecuencias del COVID-19 tienen un promedio de 14 días después de contraer la infección y algunos presentar fiebre, evidencia radiográfica de neumonía, baja de linfocitos, lo que ha obligado a realizar un tamizaje rápido en los diferentes países para detectar la enfermedad y diferenciarla de otra neumonía. El diagnóstico rápido y preciso de la infección por COVID-19 en pacientes y portadores es clave para prevenir y controlar esta epidemia (9).

Fases de la epidemia en México

En el aviso del Comité Nacional para la Vigilancia Epidemiológica, CONAVE/1/2020/2019-nCoV, del 21 de enero del 2020, el cual se dirigía a los tres niveles de atención, a la Red Nacional de Laboratorios de Salud Pública y al personal del Sistema Nacional de Salud y alertaba sobre casos de infección respiratoria asociados a 2019-nCoV en China, Japón, Tailandia, Corea del Sur y Estados Unidos de América ya se confirmaba por esos países durante el mes de enero casos con antecedente de viaje a Wuhan, China. Se apreciaba la afectación en estos reportes a personas mayores (10,11,12). México aun sin casos, inicia con las medidas de lavado de manos frecuente, usando agua y jabón, se sugiere el consumo de alimentos bien cocinados y agua simple potable o embotellada, evitando lugares concurridos y el consumo de carne cruda, ya para ese entonces se lanzaba el mensaje de no estar en contacto con personas enfermas de las vías respiratorias. Es ahí donde los factores de riesgo se empezarían a identificar: edad, contacto con personas enfermas, el entorno nosocomial (producción de aerosoles al intubar, durante la ventilación no invasiva, en la realización de traqueostomías, reanimación cardiopulmonar), así como las personas que hubiesen realizado un viaje a esa región de China y de los países con casos reportados, donde cobraría mucha importancia los aeropuertos y vías de acceso al país (13). Con un antecedente de una pandemia en México años antes como fue la de Influenza H1 N1, y que permitió implementar nuevamente algunas estrategias que se aplicaron en el año 2009.

México reportó su primer caso el 28 de febrero en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, un paciente masculino de 35 años de edad, residente de la Ciudad de México que recientemente había viajado a Italia. Una vez declarada la pandemia el 24 de marzo se entró en escenario 2, restringiendo la asistencia a lugares concurridos, se recomendó no realizar viajes internacionales y continuar con las medidas preventivas e iniciando una Jornada Nacional de Sana Distancia (5). A partir del 21 de abril se declaró la fase 3 entrando en vigor las medidas de extensión de la Jornada Nacional de Sana Distancia, suspensión de actividades no esenciales y mantener medidas de protección a personas mayores de 60 años y poblaciones de riesgo (13). El 17 de julio se presentó un semáforo epidemiológico para identificar y estimar el riesgo de propagación de la enfermedad, y de regulación del uso del espacio público, compuesto por cuatro colores (14):

La vigilancia epidemiológica en México se enfocó en la detección inmediata de casos importados o autóctonos, con la finalidad de prevenir la propagación del virus, por lo que se estableció un sistema altamente sensible para detectar casos sospechosos de enfermedad respiratoria viral, con la finalidad de implementar las acciones de vigilancia epidemiológica, laboratorio, atención y prevención y control correspondientes. Por lo que se implementaron las siguientes definiciones operacionales para identificación de casos (16):

La vigilancia epidemiológica de COVID-19, se llevó a cabo a través de:

  1. La vigilancia centinela, Se tomó un porcentaje de muestreo para la vigilancia epidemiológica de la enfermedad respiratoria viral.
  1. Vigilancia en todas las unidades médicas del país del 100% de los casos que cumplan definición de Infección Respiratoria Aguda Grave (IRAG).

Una vez identificado el caso sospechoso, se realizó la toma de muestra que podía ser: exudado faríngeo y nasofaríngeo, lavado bronquioalveolar, aspirado traqueal, aspirado nasofaríngeo o lavado nasal, biopsia de pulmón. El resultado se reporta en la plataforma SISVER (14). Analizamos los datos hechos públicos por el SISVER para dar cuenta de la situación de la epidemia en México a partir de datos actualizados hasta el 25 de marzo del 2020. Debido al tiempo requerido para el procesamiento de los hisopados nasofaríngeos y la notificación de los casos positivos existe un desfase entre el momento en que los pacientes solicitan atención médica y su registro como casos. Por este motivo la información de los días inmediatamente anteriores a la fecha de actualización aún no contiene las notificaciones del periodo correspondiente y por consiguiente el presente análisis tiene como fecha de corte el 6 de marzo del 2020.

Evolución en el número de casos confirmados y defunciones

Casos reportados a nivel nacional y del Estado de México

En concordancia con las fases de la epidemia, en la semana epidemiológica 11 del 2020, es decir del 8 al 14 de marzo, se da un salto en el número de casos reportados con 179 en contraste con los 5 que se reportaron la semana anterior. Tras este arranque el número semanal de casos reportados aumentó hasta una meseta corta en las semana 29 y 30. En esta última semana, del 19 al 25 de julio, el total de casos reportados fue de 49,805, con reducción en el número de casos hasta la durante 8 semanas hasta que se presentó un repunte al grado que el máximo de casos es en la semana 2 de 2021. Al igual que en los casos reportados a nivel nacional, el mayor número de casos reportados en el Estado de México es de 11,003, esto ocurrió en la semana del 3 de enero al 9 de enero. El periodo en el que hasta ahora el Estado de México realizó la mayor contribución al reporte nacional fue en la fase de importación de casos, concretamente en la primera semana de marzo en el que de 9053 casos reportados a nivel nacional 1853 fueron de personas radicadas en el Estado de México. En la fase de transmisión comunitaria de la epidemia la semana en la que se registra una mayor proporción de casos en el Estado de México fue la comprendida del 19 al 25 de abril, durante la cual el 20.47% procedieron de esta entidad federativa. En la semana 9 , del total de casos reportados la proporción proveniente del Estado de México descendió al 11.46% (figura 1), mientras que la población del estado representa el 13.51% del total nacional. Este comportamiento, de alta contribución a los casos nacionales al inicio y menor contribución actual, corresponde a que el Área Metropolitana del Valle de México fue uno de los sitios de inicio de la epidemia en el país. Tras la reapertura de actividades económicas y sociales, y también de una mayor disponibilidad de pruebas, observamos un nuevo aumento en el número de casos.

Figura 1. Número de casos confirmados de COVID-19 en los Estados Unidos Mexicanos de acuerdo a las distintas semanas epidemiológicas con desglose de los pacientes radicados en el Estado de México

Figura 1. Número de casos confirmados de COVID-19 en los Estados Unidos Mexicanos de acuerdo a las distintas semanas epidemiológicas con desglose de los pacientes radicados en el Estado de México

Tasa de casos y defunciones por COVID-19 en las distintas regiones del país

Para comparar la evolución de la epidemia por COVID-19 se dividió al país en 8 regiones geográficas (15) y se calculó la tasa de incidencia de casos y defunciones por 100 000 habitantes de cada región. La evolución de la epidemia de COVID-19 expresada en tasa por 100 000 habitantes de casos confirmados (figura 2a) muestra que entre julio a agosto la mayor actividad se encontró en la región sureste, que comprende los estados de Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán. Actualmente, la región definida como Centrosur que comprende las entidades de la Ciudad de México, Morelos y el Estado de México es la que tiene la mayor incidencia con un repunte también importante en la región Centronorte. Es probable que este comportamiento se deba a una combinación de recrudecimiento de la epidemia y mayor capacidad diagnóstica en la detección de SARS-CoV-2. La tasa de incidencia nacional promedio de los últimos 15 días está poco por arriba de 47.15 casos por 100 000 habitantes.

La comparación de las defunciones bajo este mismo criterio de tasa por 100 000 habitantes (figura 2b) tiene algunas similitudes con la distribución de los casos, a saber la preponderancia de la región Centrosur en un primer periodo seguido de pico en la región Sureste, el cual llega a una tasa que supera a cualquier región en los tiempos estudiados. Finalmente, al igual que ocurre para los casos, la tasa de defunciones ha tenido un repunte en la mayoría de las regiones sin que se alcancen los niveles de mayo, lo cual concuerda con un descenso en la letalidad, como veremos más adelante. La mortalidad por COVID-19 a nivel nacional promedio desde los últimos 15 días hasta el cierre del análisis se estima en 1.1 por 100 000 habitantes.

Figura 2. Evolución de la tasa de incidencia y mortalidad en las distintas regiones geográficas de los Estados Unidos Mexicanos. a). Regiones geográficas en las que se dividió al país. En el recuadro, las entidades que conforman la región Centrosur. En rojo el Municipio de Ixtapaluca b). Tasa de incidencia de COVID-19 según la fecha de reporte c) Mortalidad de COVID-19 según la fecha de reporteFigura 2. Evolución de la tasa de incidencia y mortalidad en las distintas regiones geográficas de los Estados Unidos Mexicanos. a). Regiones geográficas en las que se dividió al país. En el recuadro, las entidades que conforman la región Centrosur. En rojo el Municipio de Ixtapaluca b). Tasa de incidencia de COVID-19 según la fecha de reporte c) Mortalidad de COVID-19 según la fecha de reporte

Figura 2. Evolución de la tasa de incidencia y mortalidad en las distintas regiones geográficas de los Estados Unidos Mexicanos. a). Regiones geográficas en las que se dividió al país. En el recuadro, las entidades que conforman la región Centrosur. En rojo el Municipio de Ixtapaluca b). Tasa de incidencia de COVID-19 según la fecha de reporte c) Mortalidad de COVID-19 según la fecha de reporte

Defunciones a nivel nacional y en el Estado de México

Desgraciadamente en el país se rebasaron las 75 000 defunciones el 24 de septiembre del 2020. El comportamiento de estas en el país tuvo un ascenso acelerado desde la semana que inició el 15 de marzo. El impacto económico y social de estas pérdidas aún está por resentirse en muchos de sus aspectos. Se siguen registrando muertes todos los días, quizá sirva de aliciente que a pesar de tener un máximo en el número de casos reportados de COVID-19, el número de defunciones aumentó de forma más discreta (figura 3a). De este modo la letalidad, es decir la proporción de sujetos fallecidos entre los afectados por la enfermedad, va disminuyendo (figura 3b). Este descenso en la letalidad ha tenido una constancia notable desde la semana que inició el 26 de abril, tras varias semanas en la que la letalidad rebasó el 20%. El fenómeno podría obedecer a que se ha ampliado la detección de casos con COVID-19 con síntomas leves o asintomáticas. Otra posibilidad es que las personas afectadas estén acudiendo de manera más temprana a recibir atención o que la calidad de la atención haya mejorado. Esclarecer las causas en la disminución de la letalidad de COVID-19 en México será un tema importante de estudio en el futuro próximo.

El Estado de México sigue una trayectoria similar al país en su conjunto con respecto a las muertes reportadas y la letalidad. Si bien las trayectorias son similares, la letalidad en el Estado de México está ligeramente arriba de la reportada en la República Mexicana, de modo que en la última semana considerada la letalidad nacional es del 6.24%, mientras que la del Estado de México es de 9.4%. Respecto a esta gráfica cabe señalar que antes de la semana 11 el número de casos reportados a nivel nacional fue de 105 y 7 en el Estado de México, por lo que el cálculo de letalidad en este periodo es poco confiable y no se incluye su representación.

Figura 3. Número de defunciones (a) y letalidad (b) por COVID-19 en las distintas semanas epidemiológicasFigura 3. Número de defunciones (a) y letalidad (b) por COVID-19 en las distintas semanas epidemiológicas

Figura 3. Número de defunciones (a) y letalidad (b) por COVID-19 en las distintas semanas epidemiológicas

Distribución de casos reportados en el Estado de México

Dentro del Estado de México, como es de esperarse porque representa la mayor proporción de la población, los municipios conurbados del Área Metropolitana del Valle de México (AMVM) son los que presentan la mayor carga de enfermedad (figura 4), aunque la proporción de casos que aportan los municipios del resto del Estado de México ha ido aumentando conforme avanza la epidemia. Así, en la semana en la que inició la Jornada Nacional de Sana Distancia (semana epidemiológica 13) los casos residentes en los municipios conurbados del AMVM representaron el 84.68% del total del estado, mientras que del 7 al 13 de junio, semana en la que se reportan el mayor número de casos, esta proporción baja al 79.36 %. En la última semana incluida en este análisis, del -1 al 6 de marzo, la aportación de casos reportados se mantiene similar entre los municipios conurbados del AMVM (79.1%) y el resto del estado (20.9%).

Figura 4. Número de casos confirmados de COVID-19 en el Estado de México de acuerdo a las distintas semanas epidemiológicas

Figura 4. Número de casos confirmados de COVID-19 en el Estado de México de acuerdo a las distintas semanas epidemiológicas

Evolución del número de casos y defunciones en el Municipio de Ixtapaluca

A diferencia del resto del Estado de México, Ixtapaluca ya había presentado un repunte en el número de casos con COVID-19. El primer pico se presentó en la semana del 24 de mayo al 30 de mayo con 147, mientras que el repunte que llegó a tener 374 casos fue en la primera semana de agosto. El número de casos semanales reportados (principalmente pacientes hospitalizados) aún se encuentra entre 50 y 100 (figura 5a). Entre los casos reportados predomina el sexo masculino con un 54.64%, similar al 50.09% observado en el total del país.

Figura 5. Número de casos confirmados (a) y defunciones (b) por COVID-19 en el Municipio de Ixtapaluca de acuerdo a las distintas semanas epidemiológicasFigura 5. Número de casos confirmados (a) y defunciones (b) por COVID-19 en el Municipio de Ixtapaluca de acuerdo a las distintas semanas epidemiológicas

Figura 5. Número de casos confirmados (a) y defunciones (b) por COVID-19 en el Municipio de Ixtapaluca de acuerdo a las distintas semanas epidemiológicas

De las 30,981 defunciones contabilizadas en el Estado de México en este análisis, 741 (2.39%) afectaron a residentes del Municipio de Ixtapaluca. Esto rebasa la proporción de habitantes en Ixtapaluca con respecto al Estado de México, que es del 2.12 %. El mayor número de defunciones ocurrieron en las semana 22. A partir de la semana 22, que inició el 24 de mayo, el número de defunciones semanales va en descenso (figura 5b) aunque se empieza a observar un repunte desde la semana 45.

La proporción de hombres fallecidos en la demarcación es del 66.53%, un tanto mayor que la proporción que se observa a nivel estatal que es del 65%. Ambas a su vez mayores que el 62.66% de hombres entre las defunciones a nivel nacional.

Características de los casos confirmados

De los 2,214,542 casos confirmados en el país, 926,265, es decir cerca de la mitad, tienen entre 30 y 49 años, aunque también se reportaron 80,878 menores de edad y 383,190 personas mayores de sesenta años (figura 6a). Hay un ligero predominio del sexo masculino con 1,109,180 (50.09%) casos de COVID-19.

Por otro lado, las defunciones afectaron principalmente al grupo de los 60 a los 70 años (figura 6b), aunque también los menores de 18 años se han visto afectados con un registro de 582 defunciones, al igual que los mayores de 70 años, entre los cuales se han confirmado 65,354 defunciones por COVID-19. A diferencia de los casos confirmados, en las 200,211 defunciones la proporción que representa el sexo masculino aumenta de forma considerable a 125,458, es decir el 62.66%, como se mencionó previamente. La tabla 1 muestra la disminución en la proporción de sexo femenino conforme aumenta la gravedad de la enfermedad, tanto a nivel nacional como en el Estado de México. Esto es compatible con el concepto de que la susceptibilidad a la infección es similar entre hombres y mujeres, sin embargo en los varones hay factores que favorecen la enfermedad grave y la muerte por COVID-19. Asimismo, la frecuencia de obesidad, diabetes mellitus, hipertensión y enfermedad cardiovascular aumenta en pacientes hospitalizados con respecto a los ambulatorios y es aún mayor entre los pacientes que fallecieron. En este sentido también se observa un comportamiento similar del Estado de México con respecto al nacional.

Se constata que a nivel nacional hubo 13,756 mujeres embarazadas afectadas por COVID-19, de estas 11,216 fueron ambulatorias, 2,297 requirieron hospitalización, 92 pacientes adicionales requirieron un manejo avanzado de la vía aérea y 151 han fallecido hasta ahora. De estos números nacionales, corresponden al Estado de México 881 mujeres embarazadas con confirmación de COVID-19 de las cuales 609 fueron ambulatorias, 240 fueron hospitalizadas, 18 requirieron manejo avanzado de la vía aérea y 14 han fallecido hasta ahora.

Aunque en números absolutos las defunciones se concentraron entre los 60 y 70 años (figura 6b), también ocurrieron 582 defunciones en menores de edad y 65,354 en mayores de 70 años, todas ellas lamentables. El 90.69% de las defunciones ocurrieron en pacientes hospitalizados a nivel nacional, en el Estado de México esta proporción se eleva a 94.88%.

Figura 6. Casos confirmados (a) y defunciones (b) por COVID-19 de acuerdo a sexo y grupos de edadFigura 6. Casos confirmados (a) y defunciones (b) por COVID-19 de acuerdo a sexo y grupos de edad

Figura 6. Casos confirmados (a) y defunciones (b) por COVID-19 de acuerdo a sexo y grupos de edad

Características de los casos confirmados de COVID-19 de los Estados Unidos Mexicanos y del Estado de México
Nacional
Estado de México
Pacientes ambulatorios Pacientes en hospitalización general Pacientes que requirieron ventilación mecánica invasiva Pacientes fallecidos Pacientes ambulatorios Pacientes en hospitalización general Pacientes que requirieron ventilación mecánica invasiva Pacientes fallecidos
n = 1,781,219 n = 223,596 n = 9,516 n = 200,211 n = 158,406 n = 39,689 n = 1,794 n = 30,981
Sexo femenino (%) 52.28 42.92 36.42 37.34 50.95 42.46 36.06 35.00
Edad (años) 29 43 44 55 29 41 42 52
Obesidad (%) 12.76 20.36 26.36 22.07 11.98 15.39 21.89 16.73
Diabetes (%) 8.68 28.29 29.22 37.57 7.28 22.36 26.67 31.46
Hipertension (%) 12.20 32.36 33.30 45.42 9.80 24.45 26.43 35.65
Asma (%) 2.25 2.18 2.01 1.76 1.57 1.19 1.17 0.92
Enfermedad cardiovascular (%) 0.92 3.40 4.07 5.01 0.92 2.21 2.68 3.21
Embarazo (%) 2.00 9.37 11.59 2.55 0.76 1.43 2.79 0.13
Las categorías de gravedad clínica son mutuamente excluyentes por lo que en las defunciones se contabilizan personas fallecidas en situación extrahospitalaria, en hospitalización general o tras haber recibido ventilación mecánica.
El valor presentado de edad es la mediana.
Para el cálculo de porcentaje de embarazadas se utiliza el número de mujeres de 15 a 45 años de cada grupo en el denominador.

Características de pacientes atendidos en el Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca

En el Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca (HRAEI) estudiamos 817 adultos con detección de SARS-CoV-2 por reacción en cadena de la polimerasa. La mediana de edad de estos pacientes es de 54 años con predominio del sexo masculino, que corresponde al 64.75% de la muestra. Del total de pacientes estudiados, 396 (48.47%) fallecieron. Esto contrasta con la letalidad por COVID-19 entre pacientes hospitalizados en el Estado de México, la cual es de 41.47. Esta diferencia tal vez se deba a que se trata de un centro de referencia, el cual recibe pacientes canalizados de distintas instancias de atención a la salud, en particular hospitales regionales del oriente del Valle de México.

Como se puede observar en la tabla 2, de manera similar a los datos nacionales y estatales, tanto la mortalidad, como el requerimiento de ventilación mecánica invasiva es mayor entre los sujetos de sexo masculino. Esto a pesar de que las mujeres manifiestan con mayor frecuencia los antecedentes de diabetes e hipertensión. De manera congruente con lo reportado por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (16), el sobrepeso es más frecuente en hombres y la obesidad en mujeres, incluso en esta población altamente seleccionada. Los parámetros bioquímicos muestran una distribución por sexo esperada, con excepción de la ferritina que parece ser mucho mayor en hombres.

Características de los pacientes por sexo
HOMBRE MUJER
n = 529 n = 288
Letalidad (%) 54.25 (54.2-54.3) 37.85 (37.7-38)
Edad (años) 53 (45-63) 55 (44-65)
Ventilación mecánica (%) 25 (24.8-25.2) 17.36 (17.1-17.6)
Sobrepeso (%) 41.23 (41.1-41.4) 33.13 (32.9-33.4)
Obesidad (%) 38.89 (38.8-39) 49.4 (49.1-49.7)
Diabetes (%) 32.47 (32.4-32.6) 38.21 (38-38.4)
Hipertensión (%) 31.5 (31.4-31.6) 41.2 (41-41.4)
Leucocitos (X10³/µl) 10.5 (7.7-14.5) 9.15 (6.9-12.5)
Linfocitos (X10³/µl) 3 (0.9-8) 4.35 (0.9-11.1)
Hemoglobina (g/dl) 15.6 (14.4-16.6) 13.7 (12.3-14.8)
Deshidrogenasa láctica (ng/ml) 427 (331.2-566) 345 (287-442)
Dímero D (ng/ml) 1100 (710-2219.1) 1120.2 (672.5-2362.5)
Triglicéridos séricos (mg/dl) 153 (123-192) 162.5 (124.8-214)
Ferritina (ng/ml) 1075.18 (606.5-1586.3) 379.1 (203.2-625)
Glucosa sérica (mg/dl) 122.5 (97-167) 129 (101-182)
En las variables cualitativas se presenta el intervalo de confianza al 95% del porcentaje, mientras que el las cuantitativas se presenta la mediana (rango intercuartilar).
La proporción de datos faltantes en la citología hemática es de 32.56%, en la bioquímica sérica es de 34.76% y en los marcadores inflamatorios es de 44.55%.

Conclusiones y perspectivas

Nos enfrentamos a una pandemia de la que poco a poco hemos aprendido la evolución clínica, de un grado asintomático, a una enfermedad respiratoria grave y en algunos casos defunción. De la que hasta el día de hoy no hay un tratamiento de elección, pero si hay varios en estudio. México desafortunadamente es el país con la prevalencia más alta de sobrepeso (43.9%) en Latinoamérica, y según la federación Mexicana de Diabetes calcula que el 70% de la población mexicana tiene obesidad, el 30% hipertensión y el 9% diabetes, que todos estos se han identificado como factores de riesgo de enfermedad grave y muerte. Aunado a que al inicio de la pandemia existía un déficit de insumos y médicos a nivel hospitalario, aunque inmediatamente se tomaron medidas, contratando personal de salud, asegurando insumos y equipo de protección (17). Al día de hoy el número la disminución en el número de casos activos reportados en el Estado de México, ha permitido que se ubique en semáforo naranja, sin embargo, la meta será llegar al verde, por lo que no se debe bajar la guardia y debemos continuar con todas las medidas de prevención emitidas. Día a día se informa a través de los comunicados técnicos diarios la evolución de los casos nuevos, acumulados, defunciones, activos, información abierta a la población general, para evitar la desinformación y que la gente pueda seguir las recomendaciones vigentes. De tal forma que las medidas de prevención, aislamiento, tratamiento han ido evolucionando y modificándose al igual que los conocimientos acerca de la pandemia.

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