Análisis de los datos públicos del clima en la Ciudad de Buenos Aires publicados en el portal de Datos Abiertos Buenos Aires Data.
Comprende el período 1991 a 2020 (Junio inclusive) y los datos originales son de carácter mensual.
El clima.
Gran tema si los hay.
Puede ser el punto de partida de una conversación en un ascensor, de un cruce de palabras con un desconocido cotidiano, o simplemente maldecir el agobio del calor o el rigor el frío.
O la columna principal de complejas exposiciones sobre el impacto del calentamiento global o el cambio climático.
Siempre el clima.
Infinidad de veces ponderamos los efectos del frío y del calor, de la humedad o de las precipitaciones con frases tan conocidas como utilizadas…
“Hace años que no teníamos un invierno tan frío”
“Cada vez hace más calor”
“Esta primavera fue de las más lluviosas que recuerdo”
Y varias más que todos conocemos. Y utilizamos.
Es hora de ver cuánta razón tienen estas frases. O al menos, intentarlo.
Comencemos por revisar uno de los indicadores climáticos por excelencia: La temperatura.
En los últimos 30 años, las temperaturas máximas y mínimas promedio por año subieron dos grados (2.4 la máxima promedio anual y 2 grados la mínima promedio anual).
Si tomamos todo el período completo, vemos que la máxima promedio es de 23 grados y la mínima promedio es de casi 14 grados.
A partir de 2004, y sólo con la excepción de 2007 y 2016, las máximas promedio anuales se ubicaron por encima de la media.
En cambio las mínimas, si bien tuvieron una evolución similar, se mantuvieron cercanas al promedio e incluso por debajo de él. Lo que hace estimar que aumentó levemente la amplitud térmica en promedio.
Destaca 2007 como un año más frío de lo habitual. Podemos recordar incluso, que el 9 de Julio de ese año, nevó en la Ciudad.
2020 presenta promedios altos respecto del período analizado, pero con datos disponibles sólo hasta el mes de Junio, faltando contabilizar gran parte del invierno. Si bien este año se caracterizó por un otoño soleado y un invierno suave, seguramente la máxima y mínima promedio finales se ubicarán por debajo de los niveles que se observan actualmente.
El primer dato que se observa es obvio. Las temperaturas ordenan las estaciones.
Prestando algo más de atención se observa que tanto el verano como la primavera presentan una evolución positiva de las temperaturas mucho más marcada que el otoño y el invierno, donde son más leves.
Como en el gráfico anterior, 2007 aparece como un año muy frío.
2014 y 2016 son años atípicos donde las máximas promedio del otoño son iguales o más bajas que las del invierno.
Algo similar ocurre con las mínimas promedio. Pero aquí la evolución positiva que encontramos sólo es marcada en verano. La primavera suele tener una evolución más estable.
Con una máxima promedio de 28.6 grados, vemos que en la última década estamos atravesando veranos más cálidos en la Ciudad. Los veranos de 2013 y 2014 son atípicos para esta última parte, pero sin llegar a los niveles récord de 1998 donde la mínima promedio llegó a los 17 grados.
Un verano que sólo fué primavera
La evolución de las temperaturas en Otoño es más estable, sobre una máxima promedio debajo de los 20 grados y una mínima promedio de 11 grados.
Es llamativo el comportamiento en los años 2015 y 2016, pasando de un otoño sumamente cálido a uno de los otoños más fríos registrados en los últimos 30 años. La máxima promedio cayó de un año a otro 5 grados (de 22 grados a sólo 17).
Las dos primeras décadas (1991-2010) presentan inviernos fríos alternados con inviernos algo más suaves. La secuencia indica que tras un invierno por encima del promedio, le sigue uno o dos más frios.
En la última década, la secuencia se modifica.
De 2010 a 2013 se atraviesan inviernos más fríos y luego de 2014 son más suaves, ubicándose tanto mínimas como máximas por encima del promedio invernal.
Las primaveras presentan comportamientos climáticos similares a los vistos en verano, pero con tendencias más estables. Con una máxima promedio de 25.7 grados y una mínima promedio de 16, las medias registradas por año no se alejan demasiado de estos valores promedios.
Otro indicador de importancia son las precipitaciones.
La Ciudad tiene un promedio de precipitaciones al año de 1243 mm.
Parece haber una secuencia cíclica que alterna períodos de lluvias con períodos de sequías. El período 1994-1999 es escaso en cuanto a lluvias, seguido por el período 2000-2003 donde la situación se invierte de forma tal, que casi se duplican los promedios anuales entre ambos períodos.
A partir de 2007 y hasta 2014, los cambios son más abruptos, alternando años muy secos con otros apenas por encima del promedio. No sólo llama la atención el cambio del comportamiento, sino la diferencia entre los 722 mm promedio de 2008 con los 1983 mm de 2014.
Finalmente, si bien los datos de 2020 no son completos como se mencionó anteriormente, pareciera estar a tono con la sequía generalizada que existe en todo el país.
Tres de cada diez días llueve en la Ciudad.
En promedio, hay 114 días con lluvias en el año.
La evolución histórica presenta once años seguidos (1997-2007) con mayor cantidad de días de lluvia que el promedio. Pero sólo entre 2000 y 2003 esta situación se corresponde con un mayor volumen de precipitaciones caídas.
Desde 2015 observamos un período de pocos días de lluvia (97-98). En este caso sí pareciera corresponderse con los bajos niveles de precipitaciones.
Como veíamos en los gráficos anteriores, no siempre se corresponde una mayor cantidad de días de lluvia con un mayor volumen de precipitaciones.
Si bien la relación es positiva (más días de lluvia, más volumen de precipitaciones), su tendencia es leve (en azul) y los desvíos sobre el promedio (en gris) son amplios (100 mm en promedio).
Se observan casos extremos como en 2014, donde las precipitaciones fueron récord (casi 2000 mm anuales) en 128 dias con lluvia, no tan lejanos al promedio (117).
Si calculamos la correlación entre ambas variables, podemos ver que la relación, si bien es positiva como decíamos, no es tan fuerte (0.58)
Recordemos que las correlaciones se miden entre 0 (Nada correlacionada) y 1 (Totalmente correlacionada) y su signo puede ser negativo (correlación inversa) o positivo (correlación directa).
Si analizamos esta relación para cada una de las estaciones del año, podemos ver que es mucho más fuerte en primavera y verano.
Si bien la cantidad de días con lluvia es similar o menor, el volumen de precipitaciones es mayor.
Es decir, tormentas de mayor intensidad.
En la década del 90 se registraron las máximas velocidades del viento en la Ciudad, en general, por encima de los 60 km/h.
En la década siguiente, desde 2000 a 2010 se nota claramente una caída anual en el período, hasta tocar los mínimos históricos de 41-42 km/h.
Podemos intentar ir algo más allá y responder dos preguntas:
¿Hay años más parecidos a otros?. O lo planteamos de otra forma. ¿Ya pasamos por esto?
¿Podemos predecir, o al menos tener una idea de cómo evolucionará la temperatura en los próximos años?
Para eso, recurro a dos modelos estadísticos.
Para intentar responder la primera pregunta, uso un modelo de agrupamiento jerárquico.
Este modelo permite agrupar elementos a partir de sus similitudes (y diferencias) organizándolos por su jerarquía.
En este caso, agrupamos a los años a partir de los registros de:
El modelo nos marca cuatro grupos temporales bien delimitados:
Lo cual nos puede sugerir que los patrones climáticos se suelen mantener similares durante unos años, para ir cambiando por períodos.
Y aunque los datos a nivel anual puedan mostrar alguna variación, necesitan un lapso de tiempo mayor para mostrar un cambio significativo. Incluso el modelo indica un quiebre entre los años 2006-2007.
(Recordemos que cuanto más a la izquierda se vinculen los años, menos similares entre ellos son)
Revisamos los datos promedios por cada período provisto por el modelo y lo comparamos con los promedios totales de los últimos 30 años.
| Año | Max.Prom | Min.Prom | Med.Prom | Precip.mm | Dias Lluvia | Vientos km |
|---|---|---|---|---|---|---|
| 1991-1998 | 22.6 | 13.7 | 18.2 | 1134.3 | 112.1 | 62.6 |
| 1999-2006 | 22.7 | 13.7 | 18.2 | 1386.3 | 132.6 | 50.2 |
| 2007-2014 | 23.2 | 13.7 | 18.5 | 1302.1 | 117.5 | 50.3 |
| 2015-2020 | 23.5 | 14.5 | 19.0 | 1121.8 | 90.2 | 52.7 |
| Promedio | 23.0 | 13.9 | 18.4 | 1243.8 | 114.6 | 54.0 |
Lo primero que se observa es un aumento progresivo de las temperaturas y una caída de los indicadores de lluvias.
Finalmente, para poder describir a los períodos, vemos las diferencias de los indicadores respecto del promedio general.
| Año | Max.Prom | Min.Prom | Med.Prom | Precip.mm | Dias Lluvia | Vientos km |
|---|---|---|---|---|---|---|
| 1991-1998 | -0.4 | -0.1 | -0.3 | -109.4 | - 2.5 | -8.6 |
| 1999-2006 | -0.3 | -0.2 | -0.2 | 142.5 | 18.0 | -3.8 |
| 2007-2014 | 0.2 | -0.1 | 0.0 | 58.4 | 2.9 | -3.7 |
| 2015-2020 | 0.5 | 0.6 | 0.6 | -122.0 | -24.5 | -1.3 |
Así vemos que los dos primeros períodos (1991-2006) tienen temperaturas menores al promedio y algo más de lluvias.
Por el contrario, el segundo período (2007-2020) muestra aumentos de la temperatura y escasez de lluvias junto a una disminución en las velocidades máximas de los vientos.
Queda mucho más clara la tendencia del clima y cómo se modificó a lo largo de los años.
Y para intentar responder la segunda pregunta, uso un modelo de regresión lineal simple.
Este modelo permite aproximar a la relación entre dos variables y predecir el comportamiento de una variable a partir del desempeño de otra.
En este caso, nos sirve para ver cómo se puede comportar la temperatura media en los próximos años a partir de los datos de los últimos 30 años.
El modelo nos devuelve dos coeficientes y una ecuación de cálculo que se observa en el gráfico.
Esto nos da como resultado que, aproximadamente…
…para el año 2030 la temperatura media anual será de 19 grados
…para el año 2040 será de 19.4 grados
y para el año 2050 será de 19.6 grados
Va a subir la temperatura, pero gradualmente.
En vistas de este dato, podemos pensar que, al ser la temperatura media anual, el efecto de suba es leve por su naturaleza de medición.
Entonces… ¿qué sucedería con los veranos?.
Aplicando el modelo a las temperaturas medias de los últimos 30 veranos, podemos calcular la temperatura promedio de los veranos de:
Y la temperatura promedio de los inviernos de:
Si bien la proyección indica algo más de calor en verano y un poco más de frío en invierno, los resultados son similares.
En los últimos 30 años, la temperatura subió unos 2 grados en promedio.
Este incremento se observa sobre todo durante los veranos, teniendo primaveras con temperaturas más estables.
Tanto los otoños como los inviernos tienen comportamientos algo más inestables a través del tiempo, donde alternan estaciones frías con climas más moderados.
El promedio de precipitaciones en la Ciudad es de 1243 mmm anuales, que ocurren en el 30% de los días del año (114 dias promedio).
En los últimos cinco años se observa una caída en el volumen de las precipitaciones y en la cantidad de días con lluvias.
En las primaveras y en los veranos el volumen de precipitaciones es mayor.
Las velocidades máximas de los vientos cayeron considerablemente entre los años ’90 y el 2010 (un 35% promedio) para situarse en valores cercanos al promedio en la actualidad.
Estudiando los indicadores climáticos, vemos que hay cuatro períodos temporales que presentan similitudes hacia su interior y diferencias respecto de los demás períodos:
Esto implica cierta estabilidad en el clima por períodos de tiempo (de 7 u 8 años aproximadamente) para luego presentar cambios.
A partir de 2007, el segundo período (2007-2020) presenta aumentos de la temperatura, escasez de lluvias y disminución en las velocidades máximas de los vientos.
El clima se modificó a lo largo de los años.
Finalmente, respecto al clima en un futuro, podemos ver que la temperatura tendrá un leve aumento de un grado en los próximos 20 años.
Ahora si.
Ya tenemos algunos datos más para conversar en el próximo viaje en ascensor. Pero con sustento analítico.