Los hippocampus, conocidos comúnmente como caballitos de mar, son un tipo de pez carnívoro que vive de 1 hasta 5 años y puede llegar a medir desde 1,5 hasta 35 centimetros. Tiene una forma muy peculiar que nos recuerda a los equinos y un estilo de nado terrible que incluso puede llegar a ser fatal para el mismo si se desplaza contra corriente.

Pero lo que resulta más interesante de estos seres son sus curiosos hábitos de reproducción. Para empezar, son monógamos y sus parejas duran de por vida, además, es el macho quien incuba los huevos de donde saldrán sus crías. Esto algo muy poco común, y lo que lo hace aún más interesante es que, a diferencia de otras especies como los “peces aguja” o los “dragones de mar” que comparten esta característica, pero incuban los huevos en una especie de faldón, los caballitos de mar poseen una bolsa abdominal delantera cerrada similar a un útero.

Las parejas de caballitos de mar tienen un romántico ritual: cada mañana, macho y hembra, se unen en una especie de baile donde, según la bióloga marina Amanda Vincent, refuerzan sus lazos de pareja. Esta danza también les permite tanto al macho como a la hembra evaluar su estado reproductivo.

El proceso reproductivo consiste en que la hembra inserte su ovopositor (protuberancia equivalente al pene, ubicada en la parte inferior del torso) en la bolsa incubadora del macho, y a través de este, transfiera sus óvulos. El macho fecundo los mismos y carga los huevos de 9 a 45 días mientras se prepara para el parto de hasta 2 mil juveniles. Sin embargo, menos de 5 de cada 1000, llegarán a la edad adulta.

Por suerte esta especie no pierde el tiempo y poco después que el macho pare sus crías, diminutas y completamente independientes, la hembra “ya tiene huevos listos para entregar”, y la pareja vuelve a aparearse de inmediato.