La carga social y familiar históricamente cae sobre las mujeres del hogar, la pandemia que vivimos no es la excepción.

Un número creciente de femicidios, la violencia física, emocional y económica de mano de la explotación de sus labores les pone en riesgo dentro de sus propias casas.
En Latinoamérica los datos son alarmantes: en Bolivia las agresiones hacia mujeres superaron en número delitos como robo y asalto, en Santiago de Chile las llamadas para la atención de víctimas aumentaron en un 500 % y en nuestro país, entre muchísimos otros casos, hoy se declaró el femicidio de Allison Bonilla quien desapareció camino a su casa en el mes de marzo.

¿Qué tienen que ver estos datos con el aislamiento social?

“Al aumentar la cantidad de horas que permanece la mujer con el agresor, aumenta el riesgo de que ocurran episodios violentos; pero además se dificultan las posibilidades de la mujer para buscar ayuda en caso de ser agredidas”, agregó la investigadora Sylvia Mesa Peluffo del Centro de Investigación en Estudios de la Mujer (UCR).

Por tanto, es necesario implementar herramientas de atención y colaboración para las poblaciones en condición de vulnerabilidad ante el aislamiento obligatorio.