Situación de la Industria Textil Argentina
Juan Pablo Gianatiempo
17 diciembre 2019
Tabla de contenidos
La industria textil en niveles similares a 2014, la herencia del gobierno de Cambiemos
Teniendo en cuenta los últimos datos obtenidos por nuestra consultora y las nuevas proyecciones realizadas, se espera que para fin de año el Índice de Producción Industrial Textil (IPIT) registre una incremento del 29% respecto a diciembre del año pasado, producto de la situación que ha atravesado la campaña algodonera. Las inclemencias climáticas sufridas en el comienzo de la actual campaña retrasaron el desmote del algodón. Recién a partir de septiembre del corriente, se observan importantes incrementos de los volúmenes procesados de fibras, en comparación con los mismos meses de 2018. Debido a la mala performance del sector durante el primer semestre, en el acumulado del año registraría una caída del 20%.
En el mismo sentido, la Capacidad Industrial Textil (CIT) finalizaría el año con una utilización del 42%. En términos interanuales la variación resultaría positiva, al igual que en su acumulado para el 2019 producto de la mayor elaboración de hilados de algodón y de tejidos. Sin embargo, estas variaciones resultan engañosas debido a la baja utilización de la CIT durante el 2018, que toco el mínimo de 32% en diciembre.
Respecto al desempeñó del sector textil durante el anterior gobierno, los resultados no serían alentadores. El IPIT finalizaría estos cuatro años con una caída del 37% y la utilización de la CIT con una reducción del 40%. De esta manera, la actividad de la industria textil se ubicaría en niveles similares a los de 2014, lo que denota una situación compleja que debería atenderse en el corto plazo por el gobierno entrante.
Dentro del sector, las PyMEs resultaron las más afectadas. Debido a las políticas económicas del gobierno de Cambiemos, una buena parte de las PyMEs entró en el terreno de riesgo franco de pérdida de capacidades productivas. La crisis industrial afectó incluso a los productores de bienes que son más inelásticos, rendidos ante los efectos que tuvo la inflación en el consumo de bienes de primera necesidad (recordemos que para el 2019 se espera una inflación acumulada del 58% anual).
Mientras que, los elevados niveles de tasas, tanto nominales como reales, conformaron el elemento central del fallido programa económico. No solo por el lado del consumo (tarjetas de crédito y créditos personales y prendarios), sino también por la imposibilidad de financiamiento de las industrias. Las tasas de referencia para el sistema financiero local exhibieron un promedio que superó el 70 por ciento hasta las elecciones. Así, la cadena de pagos a proveedores, empleados (sueldos) y otras obligaciones se quebró en algunos tramos.
| Indicador | Diciembre 2019 | Var. Interanual | Acumulado 2019 | Gestión Cambiemos |
|---|---|---|---|---|
| IPIT | 71 | 29% | -20% | -37% |
| IPIT desestacionalizado | 80 | 25% | -19% | -34% |
| CIT | 42 | 29% | 9% | -40% |
| Note: | ||||
| 1 Diciembre 2019: Número índice base 2004 = 100 | ||||
| 2 Acumulado 2019: Sumatoria de las variaciones interanuales | ||||
| 3 Gestión Cambiemos: Variación con respecto a diciembre 2015 |
Perspectivas futuras
Para hacer frente a la herencia del gobierno previo y encender los motores de nuestra industria, Alberto Fernández acelerará el recorte de tasas que se viene registrando desde que se estableció el control de cambios. Este alivio estaría orientado para financiar capital de trabajo a través de instrumentos extendidos como el descuento de cheques que representan una urgencia de las empresas afectadas por la crisis.
Adicionalmente, se pondrán en marcha mejoras en las condiciones de acceso al crédito (plazos y tasas), junto con un programa de financiamiento para la inversión productiva. Este último resultaría similar al implementado en 2012, donde los bancos debían prestar al menos un 5% de sus depósitos privados en créditos de mediano y largo plazo para inversiones productivas.
La continuidad del control de cambios garantizaría la estabilidad del dólar oficial. El congelamiento de tarifas hasta el 30 de junio, favorecería al sector productivo y a los consumidores, restando presiones sobre la inflación y mejorando los salarios reales. La reducción de la tasa de interés nominal junto con una inflación en baja del orden del 40% anual, provocará tasas reales negativas que alentarán el consumo, ayudando a recuperar el nivel de la actividad del sector industrial textil.
De efectivizarse y sostenerse estas medidas, podemos asegurar que luego de alcanzar su piso en 2018 y de superar el “rebrote técnico” posterior, el nivel de actividad del sector industrial textil se encontraría en condiciones de romper con la tendencia negativa en el corto plazo. No obstante, la efectividad de mediano y largo plazo del nuevo programa económico se encuentra supeditada a la restructuración de la deuda. En caso de que se llegue a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para extender el horizonte de pago de los intereses, la Argentina tendría la posibilidad de lograr un crecimiento sustentable para la economía.
