El Valle de México se encuentra en la parte este del Eje Volcánico Transvesal de México, en una cuenca cerrada sobre suelo de lo que fuera un lago en la parte sur del valle circundado por cuatro sierras volcánicas: Chichinautzin al sur, Pachuca-Tezontlalpan al norte, las Cruces al oeste y Nevada al este. La ciudad es muy vulnerable a los sismos que se generan principalmente en la zona de subducción mexicana, en donde las placas tectónicas de Rivera y Cocos se sumergen debajo de la placa de Norteamérica, en las costas del Pacífico desde Nayarit hasta Chiapas (Quintanar et al, 2018).1 El Servicio Sismológico Nacional (SSN) cuenta con un catálogo de los sismos más releventas desde 1900. En el siguiente mapa se muestran los puntos de los epicentros con magnitudes mayores a 6.
Fuente: elaboración propia con datos del SSN, 2018.
Por otro lado, la aceleración del suelo (cm/s2) depende de la magnitud del sismo así como de la ubicación y profundidad del epicentro. Sin embargo, el Valle de México ha sufrido daños severos a causa de sismos que se han producido a más de 250 km de distancia, lo cual probablemente se deba a una combinación de frecuencias y condiciones geológicas y estructurales locales que amplifican y prolongan los sismos en áreas centrales del Valle de México (Quintanar et al, 2018), como se muestra en el mapa de zonificación geotécnica.
Arriba: Sismo interplaca magnitud 8.2, a 140 km al suroeste de Pijijiapan, Chiapas, 8 de septiembre de 2017.
Abajo: Sismo intraplaca magnitud 7.1 a 8 km al noroeste de Chiautla de Tapia, Puebla, 19 de septiembre de 2017.
Fuente: SSN, 2018.
Zona I de roca dura o lomas conformada por lava basáltica, arena y piedra pómez con gran cantidad de grava;
Zona II de transición compuesta de depósitos sedimentarios sobre capas arcillosas y depósitos aluviales; y
Zona III lacustre constituida principalmente por limos y arcillas muy suaves y compresibles de baja permeabilidad.
Fuente: Atlas Público de Riesgos de la Ciudad de México, 2018, NTC-002-SPCDF-PV-2010 y Cabral, 2008.
Por ejemplo, el sismo del 19 de septiembre de 1985 sucedió a más de 350 km en las costas de Michoacán y, sin embargo, registró aceleraciones máximas del mismo orden de las registradas en la zona del epicentro. Por otro lado, al interior del Valle existen diferencias marcadas entre zonas, como se observó en el sismo de Tehuantepec del 8 de septiembre de 2017 en donde la variedad de amplitudes coincidía con el tipo de suelo, cuanto más grueso el sedimento lacustre, mayor la amplificación del sismo. Los siguientes acelerogramas muestran las zonas con mayores diferencias detectadas durante el sismo del 8 de septiembre, la mayor fue en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de Méxcio, y la menor en la demarcación Gustavo A. Madero (Quintanar et al, 2018).
Fuente: CIRES, 2018.
Por su parte, la UNAM a través del CENAPRED, definió una serie de zonas sísmicas para el Valle de México en donde distingue seis zonas de acuerdo con la intensidad con la que responderían ante un sismo, es decir, caracteriza al suelo en función de su peligrosidad sísmica. Y, recientemente, la Secretaría de Gestión Integral del Riesgo y Protección Civil de la Ciudad de México publicó el mapa de peligrosidad sísmica a nivel AGEB.
Fuente: CENAPRED, 2018.