Reportaje final

Nacimientos en Chile: ¿Un recambio generacional en peligro?

En los últimos años cada vez nacen menos niños pero, pese algunas voces de alerta, los datos muestran que todo es parte de un proceso

Por: Fernanda Arros y Tomás Chanampa

En la edición más reciente del Anuario de Estad?sticas Vitales, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reveló una cifra que parece alarmante para la construcción demográfica de Chile: la tasa global de fecundidad, que es el número promedio de hijos por mujer, bajo de 1,8 en 2015 a 1,7 en 2016.

Este fenomeno aleja a Chile cada vez más de la tasa de reemplazo, una cifra establecida en 2,1 hijos promedio por mujer y que según el INE “permite asegurar el recambio generacional”.

como se pueden ver en las cifras del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), esta disminución ha sido sostenida en el tiempo, reflejando una constante tendencia a la baja.

Por ejemplo, en el siguiente gráfico podemos observar cómo en un período de cuatro años, entre 2012 y 2016, el número de nacimientos a nivel nacional a decaido notoriamente.

Grafico_uno

Como cualquier fenómeno demográfico, por supuesto que la baja en la tasa de natalidad tiene su origen arraigado en las estructura social, por lo que para comprender cómo se llegó hasta este 1,7 de tasa global de fecundidad en necesario revisar dónde y cómo nacen los niños en Chile.

En ese sentido, ante todo es importante desmitificar esa noción conservadora de que la baja en el número de nacimientos está vinculada una disminución de las uniones civiles. De hecho, el INE destaca que entre 2015 y 2016 la cantidad de matrimonios subió en 1,2%.

Pero lo que es cierto es que en Chile, desde hace un buen tiempo, se han consolidado distintos tipos de familia y por ende de madres y padres.

Mirando en concreto al panorama de las mujeres que dan a luz en Chile, en el siguiente gráfico encontramos que desde 2012 a 2016 resalta una tendencia a la maternidad tardía; mientras que la cifra de embarazos adolescentes se ve acortada.

Grafico_tres

La mujeres que fueron madres entre los 35 y 39 años aportaron un 40,1% al total de nacimientos en Chile en 2016. Una cifra que se puede vincular al interés por el desarrollo de una carrera laboral y estudios, que para muchas mujeres no son una opción viable en conjunto con una maternidad en edades inferiores a los 35 años.

Por otra parte, aunque los datos evidenciados en el gráfico anterior plantean una reducción de los embarazos adolescentes, el número de ellos no es menor. Según cifras del INE, un 9,9% del total de niños nacidos vivos en Chile durante 2016 correspondieron a hijos de mujeres entre 15 y 19 a?os.

En base esos datos estadísticos es prácticamente imposible determinar el contexto del nacimiento de esos niños. Sin embargo, la Octava Encuesta Nacional de la Juventud, señala que en promedio un “14% de las y los jóvenes fue madre/ padre en la adolescencia, siendo este porcentaje mayor entre las mujeres (20%) que entre los hombres (8%)”.

Un dato que podemos ver reflejado en el siguiente gráfico que caracteriza que los hombres se convierten en padres en tramos etáreos diferentes que las mujeres.

Grafico_cuatro

Por otra parte, la Octava Encuesta Nacional de la Juventud indica que, volviendo al tema del embarazo adolescente, “también se observan diferencias estadísticamente significativas según nivel socioeconómico. Mientras el 5% de las y los jóvenes de Nivel Socioeconómico (NSE) alto fueron madres o padres durante la adolescencia, este porcentaje llega a 12% en el NSE medio y a 17% en el NSE bajo”.

La caracterización de los padres es tan importante al hablar de tasas de natalidad como el lugar de nacimiento de los niños. En el caso de Chile, tanto en 2012 como en 2016, las tres regiones donde se registraron más nacimientos fueron la Metropolitana, del Biobío y de Valparaíso, regiones que precisamente concentran la mayor cantidad de población.

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En ese sentido, el actual panorama de nacimientos perpetuaría la lígica poco homogénea de distribución poblacional que predomina en Chile.

Por otra parte, el factor salud, que podría ser otro elemento a considerar, tampoco parece influir en las tasas de natalidad en Chile, ya que en general los niños y niñas nacidos en el país están dentro de los parámetros normales de peso y talla, como evidencia el siguiente gráfico.

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Considerando estos datos, todo apunta a que la baja en la tasa de natalidad en Chile tendría que ver con la forma actual de nuestra sociedad más que con otros factores y que, por lo tanto, la supuesta necesidad de que nazcan más niños para concretar el recambio generacional sería poco viable. Más aún cuando, los embarazos adolescentes, una tema que por años las políticas públicas han apuntado infructuosamente a reducir, contribuye de manera importante a esa cifra.

En ese panorama, y ante la clara necesidad de que el país tenga una fuerza trabajadora a futuro, la Revista Chilena de Obstetricia y Ginecología en un artículo de 2007 titulado: Descenso en la natalidad en Chile: Un problema país, planteaba el rol clave de la immingración.

“Algunos países, especialmente los desarrollados, han tratado de compensar cambios similares a los observados en Chile, a través de incentivos sociales y económicos para aumentar los nacimientos, e indirectamente por la inmigración”, señala el artículo.

Esta alternativa, que parece una opción más viable que realizar un cambio a nivel de políticas estatales se ha comenzado a ver reflejada de manera natural con un aumento que el INE cifra en el 5,3% del número de nacimientos de hijos de madres extranjeras en Chile desde 2015 a 2016. De hecho, en ese último año se registraron más de 12 mil partos en territorio chileno de mujeres imigrantres.