Desde el colegio siempre me ha interesado el Anime (se refiere a la animaciĂłn japonesa), durante ese tiempo veĂa varias de estas series de animaciĂłn, poco a poco me fui enamorando de la cultura.
Un dia de cultura y comida japonesa
Cuando entre en la Universidad Nacional puede cumplir una de mis metas que era el poder estudiar el idioma y la cultura que me habĂa atraĂdo tanto durante mi adolescencia, fueron varios años de duro esfuerzo, frustraciĂłn, estrĂ©s y triunfos. Al final, logrĂ© completar los cursos y obtener una certificaciĂłn de idioma japonĂ©s. Pero me di cuenta que habĂa terminado de cumplir una de mis metas y me dije a mi mismo: “¿Ahora quĂ©?”.
Foto con mis compañeros de japones
El tiempo paso, hasta que un dĂa un conocido me llamo y le dijo: “Hay un instituto que está buscando profesores de japonĂ©s”, no lo dude ni por un momento y llame al instituto, esa misma tarde coordinamos la hora de la entrevista, fue una entrevista corta y concisa, donde me dijeron que cumplĂa con todas las expectativas del profesional que buscaban y me contrataron.
Primer dĂa de trabajo
Ese momento no tuve palabras que decir, pero este momento de sorpresa duro unos instantes en donde, mi nueva jefa me dijo: “Necesitamos que des la clase de introducciĂłn para el dĂa sábado”, entonces recordĂ© que este dĂa era viernes, en ese instante mi corazĂłn se agito y me di cuenta que mañana tenĂa que ir a trabajar sin haber tenido previa nociĂłn de lo que representaba ser un profesor de japonĂ©s, ese viernes fue un dĂa caĂłtico. Al final prepare todo lo que necesitaba para mi primer dĂa de trabajo, me toco dar la clase en un aula algo apartada de las demás. Al principio estuve algo nervioso, conforme el tiempo pasaba fui entrando en confianza, las semanas pasaron, los meses pasaron. Este pequeño grupo fue creciendo, algunos estudiantes se iban, pero más llegaban, al ver esto mi jefa reconociĂł mi capacidad y decidiĂł darme otro grupo. Durante este tiempo pensĂ© que solo estaba enseñando un idioma, pero no me di cuenta que estaba cambiando la forma en que mis estudiantes vivĂan y pensaban.
Hasta que un estudiante se me acerca y me dice: “Profe, usted me ha cambiado, hace un tiempo no querĂa saber de nadie solo vivĂa en un mundo lleno de ira y odio, pero usted me ha abierto los ojos a un mundo lleno de posibilidades, en verdad se lo agradezco”, a partir de ese momento vi que no solo enseñaba un idioma sino tambiĂ©n inspiraba a mis estudiantes, otro de mis estudiantes comento:" Quiero llegar a ser un profesor de japonĂ©s como usted, profe“. A partir de ese momento enseño no con el libro o la materia sino tambiĂ©n con el corazĂłn.
Uno de los estudiantes inspirado