Si me preguntan sobre alguna etapa que marcó mi vida sin duda diría que el colegio, lo cual no es de extrañar cuando se es joven. Aun en la universidad no logré encontrar un reemplazo de aquello que era estar en el colegio. Un lugar que logré considerar mi segundo hogar:

Era el año 2010, un año de gran importancia cuando empecé esa nueva etapa de mi vida, el colegio. Después de llevar un buen promedio en la escuela y obtener buena nota en el examen de admisión, entré en un colegio subvencionado. A la expectativa de mis padres de seguir conservando mi buen promedio, nos topamos todos con una gran sorpresa: notas mediocres en examenes y promedios bajo el 70. Una profesora me llegó a decir al frente mio que yo ocupaba adecuación. ¿Mi mayor problema? Me era imposible concentrarme en clases y al estudiar, la pereza siempre ganaba y siempre y cuando pasara con un 70 no importaba.

Recibí innumerables charlas de parte de mis padres y yo podía sentir su decepción al ver mi actitud mediocre. De las peores cosas que recuerdo, fue permitirme ir a un examen de Francés sin saber nada, obteniendo un 36. Para el siguiente examen de Francés me convencí a mi misma que tenía que mejorar la nota, obtuve un 96, fue el primer examen para el cual sentía que si le había puesto, y me sentí feliz de ver que si dió sus frutos, esa fue la primera señal.

Sin embargo lo peor aun no había pasado, por cosas de la vida (por supuesto, por mi culpa), terminé obteniendo un 50 y algo en el ultimo trimestre. En mi colegio si se obtiene una nota bajo de 70 en el ultimo trimestre se va igual a convocatoria aunque le haya ido bien en los trimestres pasados. Efectivamente, yo quien había destacado alguna vez por tener buen promedio, la que decia que las matemáticas eran fáciles, me encontraba en aquel momento recibiendo los temas para la convocatoria de matemáticas.

Puedo decir que fue tan duro para mi, no tanto por tener que ir a una convocatoria, si no por ver hasta donde había caído, y tener que enfrentar a mis papás y todos aquellos que alguna vez me felicitaron por ser buena estudiante. Me preparé, y pasé la convocatoria. Sin embargo tuve que pasar por aquel mal momento para darme cuenta que fácilmente pude haber evitado esa convocatoria, y que odiaba tanto ser una estudiante que a ojos de un profesor ocupa adecuacion o convocatoria solo por pura vagancia y mala actitud.

Empecé el año 2011, mi octavo año con ganas de cambiar las cosas. Pequeños cambios como empezar a sentarme al frente, hacer un esfuerzo extra en concentrarme, estudiar más a conciencia, fueron dando sus frutos. Aquel año mis unicas notas rojas fueron 60s y en únicamente 3 examenes en todo el año. No solo eso, si no que en el último examen de matemáticas de ese año obtuve un 100. No se puede describir mi gran satisfacción al saber que el profesor que un año antes me estaba entregando un temario de convocatoria, ese día me estaba entregando mi primer 100 en todo lo que llevaba del colegio.

Sentí tantos deseos de superarme a mi misma que empecé mi noveno año completamente motivada. Logré, con mi promedio, ponerme entre los mejores 20 puestos de la generación entre mas de 200 estudiantes. Mis notas en matemáticas no bajaron de 97, obteniendo tres 100s solo en mate ese año y recibiendo reconocimientos de parte de profesores. Para mi décimo año decidí incluirme en el programa MATEM de la UCR en el cual recibí pre cálculo y cálculo en mi décimo y quinto año del colegio respectivamente.

Al finalizar mi quinto año no solo fui una de las 5 (de 25 iniciales) que completó totalmente el proyecto MATEM. Si no que logré graduarme como bachiller de honor al sacar arriba de 90 en cada uno de los examenes de bachillerato, así también que obtuve 100 en todos los examenes tomando en cuenta la nota de presentación.

Puede ser que para muchas personas las notas solo son eso, una nota. Pero para mi, al tomar en cuenta mis inicios, ver como pasé de una convocatoria de mate a incluso salir con Cálculo completo del colegio, me demostró como yo SI puedo superarme cuando me lo propongo. Y fue así como la etapa del colegio sin duda fue una de gran influencia en la persona que soy hoy en día.

Finalmente les dejo una fotografía tomada de un examen mio de octavo año, una frase que ponía mi profesor de estudios sociales al final de cada uno de sus examenes y la cual considero que tiene mucha importancia:

Una herramienta vista en bioestadistica que me ha gustado son las graficas para ver todas los eventos posibles de probabilidad binomial

dbinom(0:10,10,0.75)->a

plot(0:10,a,type = "o",xlab = "Evento",ylab = "Probabilidad",col="skyblue")