Los felinos son por mucho mis animales favoritos, desde pequeño he tenido una fascinación por estas peludas creaturas que se caracterizan por su agilidad, inteligencia y algunos dirán por su falta de interés al mundo que los rodea, pero para mí eran creaturas sorprendentes e interesante. Siempre creci rodeado de animales, por lo que tenear un gato no parecia ser un problema, por eso la petición a mis padres fue clara, “Quiero un gato”, pero la respuesta fue un contundente “No”. Mi mamá justico su negación a que era alérgica, mi papá, pues, simplemente no le gustaban. Múltiple veces hice la petición, pero el resultado fue el mismo, mi tia se ofrecio varias veces a regalarme uno, pero no podia aceptarlo sin permiso, y despues tener que devolverlo. Debido a lo anterior me tuve que conformar con los gatos de mi abuela y tia, solia ir a las casas de ellas a jugar con ellos, pero no era lo mismo, por una simple razón, no eran míos. Yo quería uno que fuera mío y de nadie más. Durante muchos años la situación siguió igual, llegue al colegio, donde el deseo de tener un gato paso a un segundo plano, pero la fascinación seguía viva.
No recuerdo bien los detalles de ese día, pero da la casualidad que un día apareció un joven gato callejero en mi casa, era un gato flaco, asustadizo pero amigable; se acercó a la casa y me maulló, tenía hambre, tome un poco de leche que había en la casa y le moje un pedazo de pan, le devoro como si no hubiera comido en días. Dicho comportamiento se siguió presentando por varios días, el gato se mantenía cerca de la casa, cuando uno lo llamaba aparecia y comía, pero aún era desconfiado, la calle es un lugar peligroso. A mi mamá no le molesto la presencia del gato, al fin y al cabo estaba fuera de la casa y solo venía por comida. Con el tiempo nos fuimos ganando la confianza del mismo, por lo que le comenzamos a comprar alimento, como resultado el gato comenzó a crecer y engordar. No paso mucho tiempo antes de que tuviera un nombre, Jack, como el doctor de la serie Lost, serie que veia en ese tiempo, por primera vez de una u otra manera podía decir,“Tengo un gato”. Jack no era un gato común, carecia de instinto cazador, de tal manera que le tenia miedo a los pajaros, los yigüirros solian perseguirlo y picarlo,era un gato callejero, pero al mismo tiempo era casero, le gustaba explorar, las veces que entraba en la casa se asustaba fácilmente. Cuando se le consiguio una cama esta estaba fuera de la casa, dormía largos periodos, como todos los gatos, de los cuales despertaba para comer y después ir a darse una vuelta por los alrededores. Varias veces Jack llego a la casa lleno de rasguños y mordiscos, las peleas entre gatos son comunes y Jack no era un buen luchador. Tuve a Jack por tres años, pero al ser un gato callejero se está expuesto a muchos peligros, había veces en los que solía ausentarse por unos días, pero esa ultima vez nunca llego, nunca supe que le paso, pero al menos pude tener mi gato.
