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En esta segunda parte del informe sobre las elecciones en Río Negro vamos a profundizar en distintos elementos complementarios. En primer lugar, analizaremos cómo funciona el clivaje peronismo / no peronismo en un escenario donde interviene un partido provincial con peso propio. También incorporaremos la geografía electoral, observando las regiones de la provincia y su importancia a la hora de estructurar una estrategia electoral. Retomaremos, además, la evolución de las dos ciudades con mayor crecimiento demográfico. Por último, sumaremos un análisis de las elecciones 2025, revisando cómo se distribuyeron las victorias locales y cuál fue su impacto en el resultado final.
A lo largo de estos diez años la estructura de competencia cambió de forma clara. Entre 2015 y 2019 el sistema funcionó prácticamente como un bipartidismo: dos fuerzas concentraban entre el 80% y más del 90% de los votos, dejando poco espacio para terceros actores.
Pero desde 2021 aparece un nuevo equilibrio: Juntos Somos Rio Negro. La concentración cae y se estabiliza en torno al 63–64%, lo que muestra un escenario más abierto, con al menos tres fuerzas con peso real: El peronismo, JSRN y el No-Peronismo. Esa fragmentación se mantiene casi igual entre PASO y generales, lo que indica que ya no hay un sistema ordenado por dos polos fuertes, sino una competencia más plural y menos disciplinada.
Más allá de la clásica antinomia nacional entre peronismo y anti-peronismo, en Río Negro aparece una dinámica distinta, atravesada por la presencia de un partido provincial fuerte. En este estudio analizamos esa triple competencia:
el peronismo y sus distintas coaliciones a lo largo del tiempo,
el no peronismo (un conjunto muy diverso que va desde la izquierda hasta La Libertad Avanza), y
el provincialismo representado por Juntos Somos Río Negro (JSRN), fuerza que gobierna la provincia desde 2015 y que, desde su irrupción, reconfiguró por completo el sistema político local.
En este esquema, el “anti-peronismo” rionegrino no constituye un bloque homogéneo, sino un agregado de expresiones que compiten entre sí, mientras que el provincialismo opera como un tercer actor capaz de capturar voto de ambos espacios y condicionar la competencia nacional en clave local.
La evidencia muestra que la base inicial de JSRN es mayoritariamente de extracción peronista, pero su crecimiento no se explica por ese núcleo, sino por su capacidad para atraer voto switcher, especialmente proveniente del espacio no peronista.
Esto genera dos efectos clave:
Cuando JSRN entra a competir en elecciones nacionales, el PJ pierde una fracción de votos que no logra recuperar, incluso en los años siguientes.
Cada vez que JSRN mejora su desempeño, quien más se resiente es el no peronismo, que cede votos hacia la fuerza provincial más que hacia el peronismo.
Este patrón se observa con claridad en dos momentos: entre 2019 y 2021, y nuevamente entre 2023 y 2025, donde se aprecia una transferencia de votos desde ambos bloques hacia el provincialismo. En síntesis, la presencia de un partido provincial robusto introduce un tercer eje de competencia que desordena el clivaje nacional clásico y redefine las estrategias electorales de peronistas y no peronistas por igual.
El peronismo sostuvo, hasta la irrupción del provincialismo, una hegemonía clara en las elecciones nacionales, con desempeños que superaban con holgura los 50 puntos. Ese predominio se explica por su histórica capilaridad territorial y por la ausencia de un competidor capaz de disputarle el electorado tradicional.
La consolidación de un sistema con tres fuerzas competitivas modifica por completo ese escenario. A partir de allí, el peronismo pasa a ubicarse en una franja más acotada, con un techo de crecimiento estabilizado entre los 32 y 35 puntos, mostrando un desempeño más estable pero también más limitado. Este nuevo equilibrio evidencia que su capacidad de expandirse depende cada vez más de la dinámica entre el no peronismo y el provincialismo, y menos de su fuerza estructural original.
Juntos Somos Río Negro (JSRN) debuta en las PASO 2017, donde obtiene un resultado por debajo de sus expectativas y decide retirarse de la elección general. Sin embargo, ese tropiezo inicial se convierte en un punto de inflexión: a partir de entonces inicia una curva ascendente sostenida, expandiendo su capacidad competitiva tanto en elecciones provinciales como nacionales.
Su punto más alto se registra en la general de 2023, cuando alcanza el 37%, convirtiéndose en un actor central del sistema político rionegrino. Luego de ese pico, los datos sugieren que tras el retroceso de 2023 comienza una nueva etapa de recuperación, confirmando que el provincialismo tiene una base estable y, sobre todo, un electorado switcher de extracción no-peronista que le permite recomponerse rápidamente.
El no peronismo se caracteriza por su heterogeneidad interna, abarcando desde expresiones de izquierda hasta nuevas derechas liberales y partidos nacionales tradicionales. Esa diversidad se refleja en una alta volatilidad electoral, con fluctuaciones que alternan crecimientos abruptos y caídas pronunciadas.
En promedio, el espacio se ubica en torno a los 42 puntos, pero lo hace a partir de dos grandes olas de crecimiento: la primera entre 2015 y 2017, y la segunda en el ciclo 2019–2023, donde alcanza su máximo nivel. Desde ese pico, inicia un proceso de descenso significativo, asociado tanto al fortalecimiento del provincialismo como a la fragmentación interna del propio espacio.
El peronismo pasa de un período de altos desempeños (2013–2015) a una etapa de estabilización en valores medios. A partir de 2017 se ubica sistemáticamente entre 25 y 40 puntos, perdiendo peso frente al provincialismo y al NO peronismo. La caída es paralela al ascenso de JSRN, que absorbe parte de su electorado tradicional. En conjunto, el PJ atraviesa un ciclo prolongado de pérdida de centralidad territorial y competitiva.
JSRN muestra un recorrido de construcción sostenida desde su debut en 2017 hasta su pico histórico en 2023. Luego del retroceso post-pico, aparecen señales claras de recuperación en 2025, sobre todo en ciudades donde tiene anclaje territorial consolidado. Su desempeño es más parejo que el del resto, con núcleos fuertes en Viedma, Cipolletti y Allen. Es la fuerza menos volátil del sistema y la que mejor aprovecha el voto switcher.
El NO peronismo muestra una volatilidad extrema, con subas y bajas que se amplifican según la coyuntura nacional. En ciudades grandes como Roca, Cipolletti y Bariloche el clímax llega en 2023, seguido de un ajuste en 2025. En Viedma, Regina y Allen el patrón es idéntico: una ola ascendente 2019–2023 y un repliegue posterior. Es un espacio reactivo, fragmentado y dependiente del contexto, más que de una estructura territorial propia.
En el informe anterior observamos cómo algunas ciudades crecían por encima del promedio provincial. Para ilustrarlo, comparamos una ciudad de crecimiento estable como General Roca con dos casos de fuerte expansión: Fernández Oro y El Bolsón. Las tres comparten un punto en común: el impacto de la pandemia, que aceleró los procesos de migración interna y, con ello, el aumento de electores.
Entre 2019 y 2021, General Roca incrementa su padrón en un 10%, El Bolsón en un 17% y Fernández Oro en un impresionante 38%. En El Bolsón, este crecimiento puede interpretarse como parte de una tendencia sostenida hacia un estilo de vida más tranquilo, consistente con su curva ascendente de alrededor de 5 puntos por ciclo desde 2015. En cambio, el caso de Fernández Oro responde a un fenómeno distinto: la búsqueda de nuevas áreas residenciales vinculadas al sector energético, principalmente de familias que no encuentran en Neuquén y su entorno condiciones accesibles para asentarse. Esto explica su expansión extraordinaria, que alcanza un 133% en apenas doce años, configurando uno de los cambios demográficos más acelerados de toda la provincia.
Cuando se piensa la política rionegrina suele repetirse la idea de los “ejes” Roca–Bariloche o Cipolletti–Viedma, como si la construcción de una lista debiera equilibrar simbólicamente dos polos ubicados en extremos geográficos. Sin embargo, cuando observamos la provincia desde la perspectiva regional, la lógica electoral adquiere otra dimensión.
El Alto Valle, compuesto por las ciudades ubicadas a lo largo de las rutas 22 y 151 entre Sargento Vidal y Chichinales, concentra casi el 50% del total del electorado, lo que lo transforma en el verdadero corazón demográfico y político de Río Negro. En segundo lugar aparece la Zona Andina, con aproximadamente 22% de los votantes, y luego el Valle Inferior–Atlántico, integrado por Viedma, General Conesa y las localidades costeras, que aporta cerca del 15%.
Mirar la provincia desde esta lógica regional modifica la lectura electoral: ya no se trata de combinar “ciudades espejos”, sino de comprender dinámicas sociales y económicas diferenciadas, que funcionan más como sistemas internos de interacción que como estructuras dependientes entre sí. Cada región posee flujos propios —productivos, comerciales, migratorios y políticos— que moldean comportamientos electorales distintos y condicionan cualquier estrategia provincial viable.
| Región | Electores 2025 | % s/ electores | Votos emitidos 2025 | % s/ votos | Participación (%) |
|---|---|---|---|---|---|
| Alto Valle | 284.017 | 46,4% | 206.964 | 48,8% | 72,9% |
| Valle Medio | 45.520 | 7,4% | 30.567 | 7,2% | 67,2% |
| Linea Sur | 22.135 | 3,6% | 14.086 | 3,3% | 63,6% |
| Zona Andina | 139.414 | 22,8% | 92.409 | 21,8% | 66,3% |
| Valle Inferior Atlantico | 92.904 | 15,2% | 62.141 | 14,7% | 66,9% |
| Resto de la provincia | 27.823 | 4,5% | 17.860 | 4,2% | 64,2% |
Los resultados de 2025 muestran una diferencia fundamental entre la distribución territorial de los triunfos y el peso electoral real de cada uno de ellos. La comparación entre ambos indicadores permite entender por qué los mapas pintados de colores no siempre reflejan la correlación de fuerzas que define una elección nacional.
Por un lado, JSRN se consolida como la fuerza con mayor implantación territorial: gana 49 gobiernos locales, extendiéndose de manera homogénea en localidades pequeñas y medianas donde históricamente construyó vínculos de gestión y estructura. Sin embargo, ese dominio territorial no se traduce en volumen electoral, ya que la mayoría de esas ciudades tienen bajo peso demográfico. La suma total de votos de los municipios que gana el provincialismo alcanza solo 27.105 votos, ubicándolo en el último lugar entre los tres bloques.
En contraste, La Libertad Avanza gana menos municipios (17), pero se impone en ciudades con fuerte densidad poblacional y crecimiento sostenido. Esto le permite reunir 61.553 votos, convirtiéndose en el bloque con mayor volumen electoral. Su desempeño confirma una tendencia observada durante todo el análisis: LLA funciona mejor en centros urbanos dinámicos, vinculados al Alto Valle y la Zona Andina, regiones que concentran la mayor parte del electorado provincial.
Fuerza Patria, con 12 municipios, presenta un perfil intermedio: combina presencia en territorios donde subsiste voto estructural peronista con éxitos en ciudades de peso medio. Aun sin controlar muchas intendencias, logra reunir 55.495 votos, superando ampliamente a JSRN en términos de volumen.
La distribución del voto por escala de ciudad muestra con claridad que cada uno de los tres bloques electorales compite mejor en territorios diferentes y que la estructura demográfica de las localidades condiciona fuertemente el resultado provincial.
La escala urbana es un componente estructural del comportamiento electoral:
LLA crece a medida que crece la ciudad.
Fuerza Patria mantiene niveles estables en todas las escalas.
JSRN depende más del entramado territorial de ciudades pequeñas y medianas, donde su estructura partidaria tiene mayor presencia.
| Escala de ciudad | La Libertad Avanza | Fuerza Patria | Juntos Defendemos Río Negro |
|---|---|---|---|
| Menos de 15.000 | 34.547 (33.9) | 32.857 (32.2) | 34.629 (33.9) |
| 15.000 a 30.000 | 21.490 (39.1) | 18.302 (33.3) | 15.156 (27.6) |
| Más de 30.000 | 74.241 (40.1) | 61.107 (33.0) | 49.931 (26.9) |
Fuente de datos: Elaboración propia con base en resultados oficiales (DINE). Procesamiento y análisis: Par Consultores.