12 de junio del 2024, por Renatta Salinas, Fernanda Quintanilla, Juan Pablo Santisteban, Ian Peralta y Cristina Acosta
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en México hay 6,179,890 personas con algún tipo de discapacidad, lo que representa 4.9% de la población total del país. De ellas, 53% son mujeres y 47% son hombres. (INEGI, 2020). Dentro de este grupo, se identifica que 2,939,986 personas tienen discapacidad motriz, lo que implica dificultades para caminar, subir o bajar. Asimismo, se registra que 1,168,098 personas tienen dificultades para bañarse, vestirse o comer, otro criterio utilizado para definir la discapacidad motriz. Entre las personas que viven con algún tipo de discapacidad, apenas 12,000 tienen un título universitario y solo 3,600 están empleadas. El 38.5% de las personas con alguna discapacidad son económicamente activas. Dentro de este grupo, las personas con discapacidad motriz representan el 30.2% (Inegi, 2020).
Estos datos resaltan la importancia de comprender las necesidades y desafíos específicos de las personas con discapacidad motriz en el contexto laboral y social, y la urgente necesidad de promover su inclusión y equidad en la sociedad. Estas cifras reflejan una deficiencia significativa en la inclusión laboral y social de las personas con discapacidad motriz, lo que sugiere la necesidad de abordar los obstáculos y barreras que enfrentan en el mercado laboral para garantizar su plena participación, sobretodo en el sector formal.
Por lo anterior, nuestra pregunta de investigación es:
Para abordar esta problemática de manera efectiva, utilizamos un enfoque basado en la dinámica de sistemas. La dinámica de sistemas es una metodología utilizada para entender cómo las variables de un sistema interactúan entre sí a lo largo del tiempo. Esta, permite simular diferentes escenarios y analizar cómo cambios en ciertas variables pueden afectar el comportamiento del sistema en su conjunto. Es especialmente útil para estudiar sistemas complejos donde las interacciones y los efectos acumulativos son significativos.
A través de la modelación de todas las variables que inciden en la empleabilidad de las personas con discapacidad motriz, desde las más directas como la contratación y despido, hasta aquellas que afectan indirectamente a estas variables principales, se ha realizado un análisis exhaustivo. Estas variables incluyen factores intuitivos como la tasa de modalidad virtual (nuestra variable de interés), la disponibilidad de infraestructura inclusiva y la discriminación hacia personas discapacitadas. No obstante, también se han considerado variables con impactos menos evidentes, tales como la actividad económica, la tasa de rotación natural, la disposición laboral y el crecimiento natural de la población.
El análisis revela que la tasa de modalidad virtual tiene un impacto significativo en la empleabilidad de las personas con discapacidad motriz. Específicamente, se encontró que con una tasa de modalidad virtual del 1%, aproximadamente 10 millones de personas con discapacidad motriz estarían empleadas en un plazo de 25 años. En contraste, con una tasa de modalidad virtual del 30%, la cifra de personas empleadas se quintuplica, alcanzando los 50 millones.
En conclusión, promover la modalidad virtual de trabajo emerge como una estrategia crucial para mejorar la empleabilidad de las personas con discapacidad motriz. Implementar políticas que fomenten el trabajo remoto no solo podría incrementar significativamente el número de personas con discapacidad motriz en el mercado laboral, sino que también contribuiría a una mayor inclusión y equidad en el ámbito laboral.
A través de la generación de escenarios considerando diversas incertidumbres, se identifican tres políticas públicas que, integradas en una estrategia gradual, podrían tener una incidencia real en la inclusión laboral de personas con discapacidad motriz.
Se busca incrementar la accesibilidad y las oportunidades laborales para las personas con discapacidad motriz mediante el trabajo remoto.
Estrategias:
Con el objetivo de incentivar a los empleadores a que contraten a personas con discapacidad motríz en sus empresas.
Estrategias:
Con esto, se busca reducir la cantidad de despidos injustificados para personas con discapacidad motríz.
Estrategias:
Esta política asegura que las personas con discapacidad motriz cuenten con un “colchon” o garantía que les permita sobrevivir mientras encuentran otro empleo y aumente la proporción de personas en desempleo que no desistan en querer seguir buscando trabajo.
Estas políticas no deben ser vistas como esfuerzos aislados, sino como componentes de una estrategia integral y gradual que aborde la inclusión laboral de las personas con discapacidad motriz desde múltiples frentes:
Fase 1: Implementación del Teletrabajo y la Virtualidad. Este primer paso se enfoca en soluciones inmediatas y flexibles, facilitando la inserción laboral desde cualquier lugar, eliminando barreras físicas y reduciendo costos para los empleadores.
Fase 2: Incentivos Fiscales Directos y Reducción del ISN. Una vez establecida una base de empleo virtual, los incentivos fiscales adicionales y la reducción del ISN motivan a las empresas a contratar más personas con discapacidad motriz, promoviendo una mayor inclusión en el mercado laboral.
Fase 3: Protección y Garantías Legales. Finalmente, la mayor compensación en el finiquito y las garantías legales aseguran la estabilidad laboral y financiera de las personas con discapacidad motriz, creando un entorno laboral más justo y equitativo.